Canning |

Oscar, un padre trabajador y solidario

Tiene 60 años, nueve hijos y varios nietos. Las madres de Canning no dudaron en señalarlo como el papá ejemplar de la ciudad.

Su nombre es Oscar Altamirano y nació el 26 de agosto de 1956. Si bien nunca planeó ser padre, cuando se enteró que su pareja estaba embarazada, no dudó ni un segundo en salir a trabajar para traerle un plato de comida a la mesa. Hoy es papá de nueve hijos, seis biológicos y tres del corazón.

Su historia comienza en un humilde pueblito de Uruguay, donde Oscar debió trabajar desde muy chico junto a sus siete hermanos en el campo de sus padres; una experiencia que le enseñó que en la vida había que trabajar duro para alcanzar sus metas. "El sacrificio es parte de él”, cuenta su pareja Griselda.

"Fui muy pobre siempre y hoy tengo gracias a Dios trabajo y me gusta colaborar. Si pudiera haría más todavía”, expresa Oscar, quien ayuda activamente con diferentes organizaciones y, de hecho, el grupo "Mamis Solidarias” no dudó ni un segundo en nombrarlo como el padre ejemplar de Canning.

A los 20 años, Altamirano viajó a Buenos Aires donde estuvo dos años viviendo debajo de un puente, mientras trabaja para ganarse la vida. Hasta que en 1982 llegaría, de manera inesperada,  su primera hija: Adriana Altamirano, la primera persona que lo miraría a los ojos y le diría "papá”.

"No teníamos nada, fue muy duro todo. Porque había épocas en las que había que trabajar más. Era el día a día. Hice todo tipo de trabajos para mantener a mi familia, para darle lo mejor a mis hijos”, relata Oscar, quien decidió irse a vivir con la madre de Adriana y hacerse cargo de los dos hijos que ella ya tenía. 

Con el tiempo se sumaron Miguel, Jesica y Lorena, pero la pareja decidió separarse. Sin embargo, Oscar encontraría al poco tiempo el amor en Griselda, con la que tendría dos hijos más: Alexis y Esteban, y adoptaría como propio a Adriel, el hijo de la joven.

"Es un padre muy presente todo el tiempo. Es el padre más protector que existe. No sé si a él le interesa mucho que sus chicos estudien, sino que sean buenas personas y trabajadoras porque con trabajo se consigue todo”, expresa Griselda, con la que ya tiene más de 20 años de historia y sueña con casarse en un futuro cercano.

Paralelamente, Altamirano triunfaría en el mundo laboral. En 2001, decidió asociarse con un ingeniero y crear una empresa de construcción que le permitiría darles trabajo a sus hijos. Gracias a eso, Oscar pudo tener un mayor nivel de vida y mudarse al country  Saint Thomas.

Sin embargo, su éxito laboral nunca hizo que se olvidara de sus raíces y, de hecho, lo incentivó a que la solidaridad formara parte de su vida. Hace unas semanas, colaboró activamente en la construcción de una pieza y un baño para Víctor, un joven lomense con cáncer.

"¿Cómo unas chapas? Yo no puedo hacer cualquier cosa,  yo lo tengo que hacerlo bien”, le respondió Oscar a uno de sus compañeros que le propuso hacer una construcción con techo de chapas. 

Este Día del Padre, Oscar brindará un asado para sus amados hijos. "Estamos todo el día esperándolos. El que puede venir al mediodía, viene al mediodía y el que puede venir para el mate, viene para el mate y se van sumando. Es todo una fiesta”, cuenta Griselda.

Dejá tu comentario