Esteban Echeverría |

Historia y misterio en el centro de Monte Grande

Pocos vecinos echeverrianos reconocerían la quinta “La María Elena” si no se la llama por el apellido de quien la hizo construir en los años 30: Alberto Barceló. Preguntas y dudas sin resolver detrás de la mítica construcción.

Ocupa la manzana delimitada por la avenida Enrique Santamarina y las calles Recondo, Dr. Rotta y Almirante Brown, y fue autora de grandes leyendas. La María Elena fue construida en la década del ‘30 en Monte Grande, ciudad reconocida antiguamente por tres factores: suelo fértil, agua potable y aire puro.

 

Básicamente, este fue el motivo por el cual Alberto Barceló – por aquel entonces intendente de Avellaneda- decidió instalarse en la mansión. Su hija María Elena padecía tuberculosis y necesitaba estos aires para atenuar su enfermedad.

 

La propiedad fue una de las primeras en contar con ascensor, portero eléctrico y dependencias de lujo, con amplias comodidades y una distinguida calidad en la construcción. Un gran parque arbolado lleno de flores y una enorme sala espejada para fiestas.

 

Esta hermosa propiedad deslumbró a los vecinos de la zona que veían a través de los muros esta finca de tres pisos con veinte habitaciones, una infinidad de pequeñas dependencias, baños, recovecos, escaleras de mármol y hasta túneles. Incluso dicen que un sistema de espejos había sido cuidadosamente planificado en las salas para alertar a los invitados de la llegada de la policía cuando se llevaban a cabo ciertas reuniones ilegales. Cabe destacar que según las crónicas periodísticas e históricas, las actividades que marcaron el ascenso al poder de Alberto Barceló fueron el juego, la trata de blancas, el clientelismo, asesinatos por encargo.

 

La María Elena, como se la conoce popularmente, pasó a ser propiedad de Salomón Salúm luego de la muerte de Barceló en 1946. Poco a poco fue perdiendo todo su esplendor, siendo testigo de un constante deterioro que terminó en un abandono absoluto. Muchos lugareños señalan que décadas después fue base improvisada de grupos guerrilleros. Lo cierto es que durante un tiempo fue sede de dos bancos, primero el BIR y luego el Platense, que utilizaron parte de los túneles para sus bóvedas de seguridad y el resto lo clausuraron por cuestiones de seguridad.

 

Con el paso de los años, el lugar quedó abandonado. Uno de los proyectos más ambiciosos de la gestión de Fernando Gray fue recuperar el predio y hacer funcionar el Polo Judicial del municipio. El predio tiene una superficie de tres cuartos de hectárea y cuenta con tres fiscalías, cada una de ellas con dos fiscales, y tres defensorías, donde se trasladaron las oficinas municipales que atienden los casos de violencia familiar.

 

 

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