Columnista |

Sobre Elegir u Optar

Los actores principales movieron sus fichas y el tablero electoral se armó. ¿Jugamos o solo participamos?

Hace unas semanas publiqué en ésta misma página una opinión que generó que muchos lectores me escribieran. Algunos coincidían, muchos no. Debo confesar que leo como mucha atención todos los comentarios y opiniones que se dan en el ida y vuelta, semana a semana, tras cada edición o editorial. La gran mayoría resultan aportes al debate y permiten intercambios constructivos. Otros no. Muchas veces las opiniones se dejan ganar por la pasión y la pasión es inexplicable. 

El ejercicio del periodismo es otra cosa. Requiere darse un segundo tiempo para analizar la información, investigar, chequear las fuentes y recién luego construir opinión. Vivimos tiempos en los que la información abunda, la tenemos muy a mano, casi que nos topamos con ella aún sin buscarla. Claro que toda esa información no es necesariamente noticia y/o mucho peor aún: mucha información puede no ser verdadera.

Decía entonces, y reafirmó ahora, que en mi entender las próximas elecciones legislativas son más importantes para el futuro del país que las del 2015. 
Fui señalado por algunos oficialistas que me criticaban por no valorar "el cambio Macri”, que empezó en diciembre de 2015. También por otros ex oficialistas que sostiene que en las elecciones intermedias la gente suele votar con "menos conciencia”.

Lejos de esto, creo que como se presenta el panorama electoral 2017, lo que pase en agosto (con las PASO) y luego en octubre será clave para lo que viene. 
Si bien la elección legislativa es nacional, casi todas las luces apuntan a la provincia de Buenos Aires. Si bien hay otros distritos que aportan un importante número de diputados al Congreso Nacional (CABA, Córdoba o Santa Fe, por ejemplo) y los senadores no son proporcionales sino nominales, lo que sucede en territorio bonaerense suele marcar el rumbo de la política.

El gobierno nacional logró subir a la ex presidenta al ring y puja por confrontar al máximo ambos modelos. Así las cosas: a) en el macrismo imaginan polarizar entre "el cambio” o "la corrupción del pasado”; b) el cristinismo sabe que su eje será mostrar los indicadores de la economía y de cómo impactan las desiciones Pro en el poder adquisitivo de la gente. 

Atención: también juegan otros jugadores.
Hay que atender también a otros actores de la elección: Massa/Stolbizer y Randazzo. Lo que suceda con ellos será clave para el oficialismo macrista, ya que de distintas maneras y lugares le restan votos al nuevo proyecto de CFK. Cuentan, los que dicen saber, que una de las mayores preocupaciones de la ingeniería de Cambiemos de cara a las elecciones fue sostener la cuarta lista. O sea, Randazzo parece ser un aliado necesario para Macri, mientras que Massa y Stolbizer se ofrecen como los "NINI”: ni corrupción (kirchnerista?), ni ajuste (macrista?). 
Lo que resulte pos octubre será clave para algunos nombres propios, pero lo será fundamentalmente para la definición que propuso y logró poner en juego el ejecutivo nacional: un modelo u otro. 

Mientras Macri fue elegido en 2015 por contraste político con el kirchnerismo, el resultado de sus medidas económicas no fue el por él esperado. A esto se sumó el ajuste en las tarifas de los servicios públicos y la "revisión” de algunos beneficios sociales otorgados. En consecuencia: la situación económica y el humor social de un amplísimo sector de la ciudadanía se ve afectado. La manera que elige el gobierno nacional para contrarrestar esta situación es simple: la opción es "Cambiemos” o la supuesta corrupción estructural del gobierno anterior. Esa misma opción, pero invertida es la que presentó Cristina Fernández en la cancha de Arsenal de Sarandí: "ajuste neoliberal o nosotros, proyecto nacional y popular o hipotecar el país”. 

Las opciones no debieran ser tan simples, ni siquiera binarias. Cuando se opta (entre 2) no se elige. Pero las cartas ya están jugadas. 

Un juego en el que jugamos todos, nada más. Nada menos. 

Buena semana.

Dejá tu comentario