San Vicente |

La debacle del arcurismo y la demanda por renovar liderazgos

La histórica agrupación peronista que gobernó San Vicente durante 12 años apenas llegó al 6 % en las PASO. Podrían ser los primeros comicios de 1985 en los que no ingresen un solo concejal.

Si el resultado de las PASO se mantiene en octubre y la candidata a concejal por 1País Silvia Fernández no logra aumentar el 6 % de los votos que obtuvo, los comicios de 2017 podrían transformarse en los primeros desde 1985 en los que en San Vicente no se elija ningún concejal que se referencie con el dirigente duhaldista Antonio Arcuri, cuya esposa Brígida Malacrida fue intendenta entre 1995 y 2007.

Arcuri fue electo concejal en 1985, cuando todavía Guernica pertenecía a San Vicente, y fue creciendo en volumen político al lado de la figura de Eduardo Duhalde cuando llegó a ser gobernador. "El tano" fue presidente del Senado Bonaerense, asesor general del gobierno de la Provincia y titular del Ente de Reconstrucción del Conurbano Bonaerense, que manejaba una gran cantidad de fondos, y que impulsó una batería de obras que transformaron a San Vicente. También se desempeñó como secretario de Legal y Técnica durante la presidencia de Duhalde.

El arcurismo accedió al municipio en 1995, cuando se separó Presidente Perón y el entonces intendente Oscar Rodríguez, otro integrante de la primera plana duhaldista, se quedó en su pago de Guernica. En esas elecciones, Brígida obtuvo 12 mil votos, sobre los 20 mil totales, recibiendo el apoyo de más del 60 % del padrón. Todo un contraste con el magro 6 % de Silvia Fernández y su alianza con Julio Goya, que responde al líder de la CGT Carlos Acuña.

Para muchos, la intendencia de Brígida fue una época de esplendor, pero también de hegemonía política de un partido poco pluralista.

La salida del arcurismo del poder se dio en 2007, con el triunfo de Daniel Di Sabatino por apenas 100 votos. Desde entonces solo logró ganar las legislativas de 2013 en alianza con otros sectores y gracias a la ola de Sergio Massa. Al igual que en 2015, los electores de San Vicente marcaron la necesidad de renovar liderazgos.  

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