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José Ignacio López, el "sufrido usuario del Roca" que acorraló a Videla y fue vocero de Alfonsín

Tiene 86 años y es un referente del periodismo. Vivió gran parte de su vida en Almirante Brown. Es el responsable de la histórica pregunta sobre los desaparecidos a Videla y luego trabajó con Alfonsín en la vuelta de la democracia. 

Para Magdalena Ruiz Guiñazú era “el sufrido usuario del Tren Roca”, por sus recurrentes llegadas tardes a Radio Continental desde su casa en Adrogué. Para Alfonsín, en vez de José Ignacio era “Giuseppe Iñaki”. Para quienes denunciaban el terrorismo de Estado en la dictadura, fue el hombre que puso contra las cuerdas a Jorge Rafael Videla y le arrancó aquella frase sobre que los desaparecidos “no están ni vivos ni muertos”. Para sus colegas de toda la vida es “Nacho”.

José Ignacio López, el “sufrido usuario del Roca” que cuestionó a Videla y fue vocero de Alfonsín

Ese es José Ignacio López, un referente del periodismo y la libertad de expresión en la argentina que, a sus 86 años, con un bastón que lo ayuda a caminar y una memoria privilegiada para los nombres, las fechas y los acontecimientos de las últimas seis décadas de la Argentina, recibe a El Diario Sur en un café de Recoleta. Allí repasa su extensa trayectoria en medios como La Nación, La Opinión, Clarín y Continental; los riesgos del periodismo en la dictadura; su trabajo como vocero presidencial de Raúl Alfonsín en el regreso de la democracia; y sus recuerdos de Adrogué y José Mármol, las localidades en las que vivió durante más de 45 años, mientras era testigo y en algunos casos protagonista de hechos históricos.

El peligro de hacer periodismo en dictadura

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Nacho con Magdalena Ruiz Guiñazú, que lo bautizó “sufrido usuario del Tren Roca”.

Nacho con Magdalena Ruiz Guiñazú, que lo bautizó “sufrido usuario del Tren Roca”.

“Magdalena me bautizó como sufrido usuario del Tren Roca. Cuando llegaba tarde a la radio, revoleaba mi maletín y ella me decía así. Y todavía hoy hay oyentes que se acuerdan. En esa época (plena dictadura) nosotros tratábamos de decir todo lo que podíamos y la gente lo percibía. Para muchos ese programa era un refugio. Me gratifica por el esfuerzo que hacia Magdalena y los que trabajamos con ella para cumplir con nuestra honestidad periodística”, destaca López.

Ni su firma con renombre ni sus vínculos con gran cantidad de sacerdotes y obispos por su fe católica y su trabajo lo salvaron a Nacho de vivir en carne propia los riesgos de intentar hacer periodismo libre durante la última dictadura. En noviembre de 1976, cuando trabajaba en el diario La Opinión, una bomba explotó en su casa de José Mármol. Lo salvó su entonces jefe, Jacobo Timerman, quien habría recibido una advertencia y, sin darle demasiadas explicaciones, lo envió a una cobertura especial a El Vaticano con invitación para su esposa y sus hijos.

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Por la histórica pregunta de José Ignacio López, Videla dijo su frase sobre los desaparecidos que “no están ni muertos ni vivos”.

Por la histórica pregunta de José Ignacio López, Videla dijo su frase sobre los desaparecidos que “no están ni muertos ni vivos”.

“Nunca averigüé por qué fue. Yo en ese momento estaba en las listas negras de las publicaciones nacionalistas. Me calificaban como un marxista infiltrado en la Iglesia. Es imposible explicar hoy la violencia que se vivía en aquel tiempo. Lo que siempre supe es que esa bomba no fue de la guerrilla”, describe. También, por aquel momento, recibió una sugerencia del general Roberto Viola: “Cuídese, López”.

Entre los recuerdos de Nacho de la Dictadura también aparecen las reuniones y pedidos a fuentes del gobierno militar para averiguar sobre la situación de colegas o allegados detenidos. Y un episodio histórico, como el secuestro de Jacobo Timerman y de otros periodistas de La Opinión por parte del régimen y la posterior intervención militar del diario. López tuvo un ofrecimiento para quedar como director del medio en ese contexto, pero no la aceptó.

La pregunta que marcó a Videla

AV-5719 Lo pasado pensado [Conferencia de prensa de Videla. Diciembre de 1979] (fragmento)

En diciembre de 1979, cuando Jorge Rafael Videla convocó a su primera conferencia de prensa como presidente de facto a más de tres años de haber tomado el poder, López estuvo en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno como acreditado de la agencia Noticias Argentinas. Cuando llegó su turno de preguntar, usó su familiaridad con la Iglesia para servirse de un mensaje reciente del Papa Juan Pablo II, que pedía por el respeto de los derechos humanos en la Argentina. Videla, católico acérrimo, tuvo que contestar. Y dijo la frase con la que se empezó a blanquear el horror que algunos años más tarde destaparía la CONADEP: “Ni muerto ni vivo, está desaparecido”.

La conferencia de prensa se televisó en diferido, pero la pregunta de López con la respuesta de Videla no se transmitió. Ese fragmento histórico que dura algunos minutos y se puede ver en YouTube recién se publicó alrededor del año 2000, luego de que fuera descubierta en los archivos de la Televisión Pública por el historiador Felipe Pigna. “En su momento no tomó mayor trascendencia y yo no dije nada. Hice esa pregunta para tener mi conciencia tranquila. Muchos años después con las redes sociales se volvió viral y ahora me reconocen por eso”, sostiene López, que es autoridad de la Academia Nacional de Periodismo.

El trabajo con Alfonsín en el regreso de la democracia

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López junto a Raúl Alfonsín. Fue su vocero durante toda su presidencia y luego mantuvo una amistad cercana.

López junto a Raúl Alfonsín. Fue su vocero durante toda su presidencia y luego mantuvo una amistad cercana.

Pero el trabajo de López de aquel tiempo no pasó desapercibido para Alfonsín, que una vez que ganó la presidencia lo convocó para que sea su vocero. “Para mí fue una verdadera sorpresa, nunca fui afiliado a ningún partido ni tenía vínculo con Alfonsín. Pero fue también una experiencia inolvidable trabajar con él en la etapa de la recuperación de la democracia. Y después fui amigo de Alfonsín hasta su muerte, cuando a pedido de la familia volví a oficiar de vocero para anunciar que había fallecido”, relata López, que acompañó al líder radical en todos sus viajes durante su gestión y luego fue un asiduo visitante a su departamento de la calle Santa Fe.

El aprecio de Alfonsín hacia su amigo “Giuseppe Iñaki” quedó inmortalizado en un texto que el “Padre de la Democracia” le dedicó cuando cumplió 60 años. “Juramos juntos, por Dios y por la Patria”, “ambos lloramos por el país, por la impotencia de la injusticia”, “siempre tiene el corazón listo para abuenar y el sentido del honor marcado a fuego”, son algunas de las frases de ese escrito.

Hoy López pone en valor la figura de Alfonsín para celebrar los 40 años de la recuperación de la democracia, pero también habla de las “deudas” del sistema: “Todos los dirigentes tenemos nuestra cuota de fracaso en la mochila y todos tenemos que trabajar para que las cosas mejoren. Lo importante es que la democracia no se va a perder nunca más”.

Llegó a Adrogué porque no le alcanzaba para el alquiler en capital y allí hizo “la única guita importante” de su vida

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El ex vecino de Adrogué y José Mármol recibió a El Diario Sur en un café del barrio porteño de Recoleta.

El ex vecino de Adrogué y José Mármol recibió a El Diario Sur en un café del barrio porteño de Recoleta.

Porteño de origen, José Ignacio López llegó a Adrogué en 1962, junto a su esposa y sus hijos porque su sueldo del diario La Nación no era suficiente para pagar un alquiler en la Capital Federal. Unos años más tarde compró una casa en José Mármol y allí se afincó. “Éramos muchos periodistas que vivíamos en la zona. Almirante Brown además de tierra de escritores es tierra de periodistas”, apunta Nacho.

Vocero de Alfonsín, biógrafo de Héctor Magnetto, amigo del Papa Francisco, López asegura que en Almirante Brown hizo “el único negocio” de su vida. Fue en la década del 80, cuando con un grupo de socios de la zona abrieron el primer servicio de televisión por cable, ABC, que luego fue comprado por Telefé. “Esa venta fue la única guita importante que hice, gracias a Dios, porque hoy en día tengo solo la jubileta de periodista”, dice López entre risas, que 15 años atrás dejó José Mármol para instalarse en Capital Federal.

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