Columnista |

No es tiempo de muros

Esta semana se podría ilustrar en imágenes. Algunas impactantes, otras que provocan estupor o miedo y otra vergüenza ajena.

Cuarenta y dos urnas quemadas en la provincia de Tucumán desataron una nueva denuncia de fraude electoral. Nueva denuncia, porque en esa provincia se vienen denunciando fraudes desde 1999 cuando el ex general Buzzi pidió en la justicia el recuento voto por voto tras perder las elecciones. Claro que lo mismo ocurrió en 2003, aunque fue la otrora alianza Recrear quien denunció en esa oportunidad. El último antecedente fue en 2011, cuando a pesar del 69.89% de los votos obtenidos por Alperovich, fue el turno denunciante del Partido Obrero. La Junta Electoral confirmó que el domingo pasado hubo 42 urnas quemadas en 5 comunas de la provincia. Por ello hay sólo dos dirigentes detenidos vinculados a la alianza UCR-PRO, paradójicamente espacio político que denuncia fraude mediáticamente, ya que al cierre de ésta edición no había presentación judicial alguna. Pregunta ingenua: ¿por qué no se vota nuevamente en estas 42 mesas perfectamente identificadas? Intuyo la respuesta, la diferencia entre candidatos variaría ínfimamente, aunque el 100% de los votos de esas urnas fueran opositores.

Segunda foto, tétrica esta vez: circula por las redes el cuerpo degollado de Claudia Schaefer, asesinada por Fernando Farré en el country Martindale. Ya escribí acerca de la violencia de género, pero el caso de un asesino que no sólo prepara en detalle la muerte de su esposa, sino que hace una consulta previa a un estudio de abogados sobre cómo lo defendería luego de matar, supera los límites de imaginable.

Las próximas son extranjeras, pero igual nos ocuparon toda la semana. En Virginia (EEUU) un ex empleado de la cadena de noticias de WDBJ de la CBS mató a dos ex compañeros mientras hacían una entrevista. Todo fue transmitido en vivo, pero lo realmente increíble es que el propio asesino filmó la matanza con su celular, y luego, antes de comenzar una huida de 5 horas, se hizo tiempo para subir el video a Facebook y para avisar a sus seguidores de Twitter que lo buscarán allí. El asesino se hirió de muerte no sin antes hacer saber el motivo de su locura y odio: en la señal televisiva lo habrían discriminado por negro y gay...

La última podría ser casi una anécdota. No lo es. El multimillonario candidato a presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, echó de una conferencia de prensa al periodista Jorge Ramos por ser mexicano. No sorprende lo de Trump, da vergüenza. Da vergüenza su discurso y dan vergüenza los seguidores/ciudadanos que parecen coincidir con él y elevan a posible candidatura. Trump afirma que el estado debe construir un muro que delimite la frontera, y expulsar a más de 11 millones de mexicanos que llegaron a los Estados Unidos en busca de mejores alternativas laborales. "Los mexicanos trajeron al país la droga, el crimen y los violadores", dice sin ponerse colorado. Pareciera que 320 millones de norteamericanos fueron "infectados" por 11 millones de mexicanos, lo que estaría demostrando el "poder de fuego" extraordinario de los latinos.

Quino inmortalizó a Mafalda gritando: "Paren el mundo, me quiero bajar". Me quiero bajar del racismo, del odio, de los especuladores políticos, de los inescrupulosos, de los asesinos, del morbo de los medios. Ah, no es tiempo de nuevos muros.

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