Columnista |

Primero hay que saber sufrir, después

En todos los casos, disfrutemos de ser contemporáneos de Leonel Messi. El mejor jugador del mundo, en muchos sentidos.

Cómo somos, ¿no? Era la gloria o Devoto, sin escalas.

Pasamos de rezar porque la selección nacional entrara al repechaje contra Nueva Zelanda, a ser cabeza de serie para el sorteo y candidatos firmes a quedarnos con la Copa.

Identifico dos grandes generadores de esta situación esquizofrénica: los dirigentes (incluido el cuerpo técnico) y algunos periodistas.

Del presidente de una institución como la AFA, con la trascendencia que tiene el fútbol en la sociedad argentina, se espera un discurso que supere al de un hincha. Tapia, que aseguró que la clave sería “hacerle sentir la cancha de Boca a la selección de Perú”, terminó pagándole un pasaje a Quito a un “sanador” para sacarle “la mufa” al plantel. La cancha de Boca le sentó mejor a Perú (cuya camiseta es paradójicamente muy parecida a la River) que a la Argentina. El “brujo” salvador acusó un “trabajo en contra desde Brasil”, sin embargo formaba parte del cuerpo técnico de Alejandro Sabella y estuvo con el equipo nacional en el mundial de Brasil, con la final perdida incluida…

Lo más preocupante es que una vez consumada la victoria de la mano del mejor jugador del mundo (que es argentino), la dirigencia y el propio técnico se vuelven a equivocar: “Ahora vamos por el Mundial”, “le tenemos que dar a Messi el mundial que se merece”. ¿Es necesario? ¿Por qué les gana el discurso del fanatismo en lugar de asumir sus respectivos roles?

Señores y señoras: el fútbol profesional en el mundo es una hermosa mezcla de deporte y negocio. Donde no siempre se impone uno sobre otro. A veces parece ganar lo deportivo. A veces parece ganar el dinero. Y a veces gana el azar. Ejemplos sobran. Uno: EEUU se queda afuera del mundial de Rusia 2018 por un gol de Panamá que no fue gol. ¿Se entiende? Afuera los Estados Unidos, adentro Panamá…

Si los que tienen que conducir la institución AFA se ponen ahora como meta ser campeones del mundo van a fracasar. Una vez más. ¿Campeones o nada? Ser campeones debiera ser la consecuencia de un trabajo y de un proyecto, además, luego se debe tener en cuenta el peso de “lo deportivo”, y del azar, y de los errores arbitrales, y de las inclemencias del climáticas (que pueden jugar a favor o en contra), y de muchas otras variables que sólo pueden entender los que alguna vez fueron deportistas (profesionales o amateurs).

Por lo general suelo criticar a los que hacen periodismo de periodistas. Sin embargo creo que son (¿somos?) la segunda parte de esta historia/histeria en la que solo sirve ganar. “Ganarrrrr, ganarrrrr, ganarrrr” repite desaforado uno, “del segundo no se acuerda nadie” sentencia otro. Esta semana se escuchó: “Messi le hace mal a la selección”, “si no clasifican los colgamos del Obelisco”…

En la Argentina hay miles de deportistas federados, cientas de asociaciones deportivas y distinto tipo de deportes. Y también 5 canales de tv deportivos de 24 horas, y planteles de periodistas deportivos en medios gráficos, cientos de programas de radio AM y FM (generalistas y partidarios). De hecho, la carrera terciaria/universitaria “periodista deportivo” es una de las más requeridas a la hora de los jóvenes que se piensan futuros periodistas o comunicadores sociales.  El problema no son los medios de comunicación, sí su contenido. Para programar contenido de un canal de 24 horas de información deportiva se puede optar entre: a) generar un equipo de profesionales que cubran las competencias deportivas federadas, que van desde la inferiores de los equipos profesionales de fútbol hasta Atletismo, Automovilismo, Basquet, Beisbol, Billar, Bochas, Boxeo, Canotaje, Cestoball, Ciclismo o Críquet (notar que sólo se incluyeron aquellos deportes que empiezan con tres letras: A, B y C); b) sentar en un living a 5 “periodistas”. Lamentablemente la opción B gana por abrumadora mayoría entre las pantallas argentinas. Y para peor aún, la rigurosidad informativa de esos 5 periodistas suele durar 5 minutos de cada hora. Después, se dedican a debatir sobre la vida privada de los protagonistas, sacan conjeturas incomprobables, y tejen y destejen posiciones autoreferenciales. Esto no pasa en otros países dónde también hay canales informativos de deporte las 24 horas, pero también más inversión (de parte de las empresas periodísticas) y más producción y profesionalismo (por parte de los profesionales de la comunicación).

La selección mayor de fútbol de la Argentina finalmente clasificó para el Mundial de Rusia 2018. Ojalá nos vaya bien. Y si no, propongo: desdramatizar. Brasil organizó un mundial en 2014 en el que su equipo fue eliminado con un 7 a 1. Sin embargo no hubo suicidio en masa, ni jugadores colgados o que no pudieron salir a la calle. Hubo sí un replanteo organizacional (técnico y táctico) que hoy los hace ser nuevamente potencia.

En todos los casos, disfrutemos de ser contemporáneos de Leonel Messi. El mejor jugador del mundo, en muchos sentidos.

Buena semana.

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