Canning |

Mamis Solidarias, el grupo que ayuda a los niños invisibles

Nació hace dos años atrás en Canning, pero su alcance fue tal que logró hasta asfaltar una calle de una escuela rural. “Nuestro lema es ‘poquito es mucho’”, expresa una de las fundadoras.

"¿Me puedo sumar?”, con esa frase comenzó la historia de Mamis Solidarias, un grupo que nació hace dos años en la ciudad de Canning pero que de a poco fue creciendo y desarrollándose hasta unir madres de diferentes partes de la región. 

"Mamis es un grupo de madres que busca ayudar a los niños invisibles para la sociedad”, así comienza explicándolo Laura Furman, una de las fundadoras del grupo, rodeada de una pila de colchones, ropa, y alimentos que esperan por ser clasificados y llegar a las manos de los que más lo necesitan. 

Las once integrantes que forman parte del grupo deben combinar sus empleos, familias y actividades con su vida solidaria. "Todos nuestro maridos y amigos siempre están. Son unos genios que nos apoyan. Nuestras casas rebalsan de bolsas y estamos en diferentes barrios de Canning, Monte Grande y Ezeiza”, continúa. 

Sin embargo, las Mamis no buscan solo entregarle recursos materiales a los niños sino que apuntan fundamentalmente a sacarles una sonrisa, a despertarles un sentimiento de alegría ante las situaciones tan dolorosas que deben atravesar diariamente. 

De hecho, ellas se describen como "intensas”, no les importa mover cielo y tierra con tal de ver a un chico feliz. "Nos ven en todos lados, desde bailando en una zumba solidaria, hasta en los cumpleaños de los nenes de los merenderos, lo que hace que esto sea integral”, expresa Florencia Spagnoletti, otra de la madres solidarias. 

Una de las características fundamentales de este grupo es que son ellas mismas las encargadas de clasificar, distribuir y llevar los alimentos para asegurarse de que lleguen a su destino.

¿Cómo nació?
 
El proyecto empezó con una escuelita rural del barrio de Carlos Spegazzini, donde la acción de las madres llegó hasta asfaltar la calle donde estaba ubicada. "Empezamos a juntar cosas y se nos ocurrió armar un mail y lo mandamos a todos nuestros contactos. Nos empezó a llegar un montón de ayuda. Arrancamos de a poquito, nuestro lema es ‘poquito es mucho’”, asegura Laura. 

A partir de ese momento, nadie las paró. Continuaron con el merendero "Arcoíris” de 9 de Abril, brindándole un piso de porcelanato y dos ventiladores industriales; y siguieron con el comedor "Una Sonrisa”, que gracias a ellas cuenta hoy con un nuevo espacio.
 
"Nos sorprende el alcance que llegamos a lograr. Esto es algo que ya excede a Canning. Nos escriben de las provincias y les tenemos que explicar que somos de Buenos Aires”, expresa Furman. 

De hecho, el mes que viene viajarán a la provincia de Misiones, donde irán a llevarle indumentaria y provisiones a una comunidad Guaraní. "Hay muchos merenderos para ayudar, cuantos más donaciones recibamos, nosotras eso lo vamos a poder multiplicar. Somos esto, somos corazón”, resalta Florencia.

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