Canning |

Mario Morales, el tanguero que recorrió el mundo pero mantiene su corazón en la ciudad

Llevó a decenas de echeverrianos por el mundo, formó parejas campeonas del tango y tras años de éxito continúa viviendo en Canning, “su lugar en el mundo”.

Mario Morales nació en San Rafael, Mendoza, y según cuenta pasó allí una niñez humilde y rodeada de pobreza. Para dimensionar las condiciones en las que vivía, da el ejemplo de cómo era su baño: un pozo de tierra rodeado por cuatro chapas.  

En su adolescencia pudo viajar hacia Buenos Aires, donde aspiraba (y logró con creces) tener un futuro diferente gracias a la pasión de su vida. Y tanto sobre sus raíces como sobre lo que le depararía el futuro comenta: “El tango creo que tiene que ver con toda mi vida, ¿no? Yo si bien nací en Mendoza soy echeverriano por adopción, y desde mi infancia el tango tuvo un lugar importante para mí. Nací en un lugar muy humilde y nunca creí que el tango pudiera darme la posibilidad de mi vida, abriéndome puertas en todo el mundo. Fue un trabajo muy difícil, por ahí no valoramos lo que tenemos porque creemos que siempre es poco”, explicó Mario.   

Y es que el célebre coach comenzó bien desde abajo, y desde allí comenzó a construir lo que sería una escuela de campeones; según el casi sin quererlo. “Forme un grupo de adolescentes de tango con situaciones complicadas, algunos hasta que vivían en la calle y en situación de riesgo. Tuve la suerte de armar un grupo, algo así como un ballet de tango, y le empezamos a dar forma”. Mario Morales empezó a formar a chicos que sin tener ningún conocimiento de esta danza, llegaron a escenarios impensados en los países del primer mundo.   

Sobre esto continúa contando: “El primer viaje que hicimos a los bonaerenses fue la bisagra de mi vida. Estos chicos que eran todos muy humildes pudieron viajar a Mar del Plata, lugar que ellos no conocían, y para ellos era una locura, era un sueño para todos. Ganamos la competencia y nos dieron un billete grande que decía “Viaje a Europa”. Al principio pensábamos que era mentira, pero sin darnos cuenta en unas semanas estábamos todos con esos chicos que no conocían el Obelisco ni Mar del Plata viajando a Europa, así fueron sucediendo las cosas. Una vez en allá llegamos a una presentación que se hacía en España. ¡Y a los dos días nos invitaron con los Reyes de España! Terminamos bailando para ellos y comiendo en la misma mesa. Eso fue lo que terminó de hacerme entender que tenía en mis manos algo más grande de lo que creía”, concluyó Mario sobre ese icónico momento en su vida y en la de sus discípulos.   

A su vuelta, se empezó a correr la voz de la hazaña echeverriana en el Viejo Mundo, y la escuela de danza de Mario Morales pasó de un pequeño grupo a 300 chicos que buscaban aprender tango. A partir de allí nunca quitó de su mirada la formación, y dio el salto hacia las grandes ligas formando parejas para el Mundial de Tango. “Fueron José Fernández y Melody Celatti, alumnos míos en Monte Grande, los que primero me dijeron que querían ir al mundial. Esa preparación nos llevo casi dos años”, cuenta Mario que solamente en el año 2010 preparó a diez parejas que se presentaron para el último Mundial en la categoría tango salón, y entrenó a otras doce de tango escenario, además de haberlo ganado en dos oportunidades. 

Hoy, las parejas que formó Mario años atrás (y continúa formando) recorren las pistas más prestigiosas con el mote de ser de los mejores bailarines del planeta. Y a las que ya tienen su reputación lograda se les van sumando año a año las parejas que aprenden en “Mario Morales Studio” de San Telmo, la segunda casa del coreógrafo echeverriano que con el paso del tiempo se convirtió en un baluarte del tango.  

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