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Un echeverriano se cruzó el país con donaciones para ayudar a un pueblo carenciado

Ivan Schulkin salió una vez más a las rutas argentinas con su Renault 4, pero esta vez cargado de medicamentos, juguetes y ropa para los habitantes de Tatón.

Ivan Schulkin, el viajero echeverriano que recorre las rutas argentinas con Pablo Ariz y Marcos Agüero, a bordo de un Renault 4 color rojo de 1985, volvieron a emprender un viaje, pero en esta ocasión, se trasladaron con un motivo solidario hasta un lugar que ya habían conocido en su última travesía. 

Si bien la iniciativa los tenía muy motivados, tuvieron que analizar muchas cosas antes de salir, principalmente porque hubo que adaptar el auto para que pueda arrastrar un trailer enorme, en donde cargaron medicamentos, juguetes y ropa para todos los habitantes de Tatón. 

El pueblo, ubicado dentro de la provincia de Catamarca, es un paraíso porque tiene grandes montañas, ríos y valles, pero la segunda realidad es que los locales sufren necesidades debido a que solo se abastecen con lo que producen de sus tierras. 

La travesía se inició el último lunes 16 de septiembre, pero las distancias son largas y no podían circular a velocidades altas con el peso que llevaban. Luego de muchas aventuras por los caminos, lograron llegar al destino tres días más tarde, donde todos los estaban esperando con emoción. 

“Poder cumplir este sueño fue increíble, porque sentimos unas sensaciones muy fuertes al ver como todos recibieron las cosas. Ahora vamos por más, para seguir abasteciendo a todos ” confirmó Iván Schulkin, conductor del flamante Renault. 

Debido a las dificultades del camino, el último tramo desde Fiambala lo realizaron escoltados de una camioneta con tracción total, que los ayudó cargando todo el contenido del trailer, imposible de llevar entre las dunas.

Si bien los elementos donados fueron de gran ayuda, el grupo viajero tiene muchos proyectos por delante para seguir abasteciendo ala gente, por eso, ya están organizando una nueva campaña para recolectar útiles escolares. 

“Queremos colaborar con siete escuelas que se encuentran cerca del pueblo. Tuvimos la oportunidad de visitar dos colegios rurales y nos dimos cuenta que esa gente está olvidada por todo el mundo”, reflexionó Schulkin.

Tras convivir durante algunas horas en donde se pudieron conocer aún más, los echeverrianos se despidieron de sus nuevos amigos y emprendieron la vuelta, que fue en un tiempo récord dado que el auto se prestó para manejar sin parar y llegaron a casa en 24 horas. 

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