Especiales |

Hugo Arana un actor con infancia en Monte Grande

Actor de ley, comenzó a los veintidós años a frecuentar el ambiente teatral. Un repaso por su infancia en Monte Grande y sus múltiples trabajos antes de descubrir la pasión por actuar.

"Amo mi profesión porque me ayudó a entender que la vida es un juego; un juego sagrado" 
Ricardo Hugo Arana nació el 23 de julio de 1943 en la ciudad de Buenos Aires. Creció en Monte Grande (provincia de Buenos Aires). Su familia se mudó luego a Lomas de Zamora, primero y Lanús después. Estudió actuación con Marcelo Lavalle y, sobre todo, con Augusto Fernández.

-¿Qué cosas recuerda de su infancia?
-Yo tuve una infancia muy variada porque nos mudábamos muy a menudo, mis padres tenían a mi hermano mayor, mi hermana mayor y cuando fui a nacer yo vivían por la zona de Trenque Lauquen, el parto venia con dificultad. Entonces mi madre, que venia de nueve hermanos, los otros ocho vivían en Capital y tres de sus hermanas eran enfermeras. Entonces la trajeron al Hospital Rivadavia, que es donde yo nací, pero mi padre que era peón de campo no tenia oficio acá en la ciudad, entonces iba trabajar de lo que podía. Yo tenía pocos mese de vida, cuando vamos a parar al medio de campo, a Monte Grande, mi hermano y mi hermana iban en caballo al colegio, que quedaba a una legua. 
-Muy tranquilo. 
Y me crié en el campo. Allí mi padre cuidaba el chalet de una gente adinerada y mi madre era la mucama, éramos los caseros. No conocíamos la miseria, teníamos gallinas, huerta, había árboles frutales, y como no pasaban los Mercedes Benz delante de nuestra cara, no había conciencia de decir somos muy pobres.
A los cuatro años, algún día le preguntare a mi hermana siempre lo olvido, cuando yo tenia cinco años, mi padre cambió de trabajo y fuimos a parar a Lomas de Zamora, los cinco en una pieza. Teníamos gallinas, y un perro. Mi perro Caimán pertenece a la parte de los juegos míos, yo jugaba mucho con el, nos criamos juntos. 

-¿Qué cosas recuerda de su primer trabajo?
-Mi primer trabajo fue a los once años, ya nos habíamos ido a Lanús a una casita que habían comprado los hermanos de mi madre y nos dijeron que fuéramos a vivir ahí. Fue cuando empecé a trabajar con un zapatero remendón que había a tres cuadras de mi casa, y yo viajaba con dos bolsas de arpillera hasta el puente Pueyrredón. 

-¿Cómo surge el tema de la actuación en su vida?
- A los veintiún años, por desesperación, ya había trabajado en quince laburos distintos y yo quería hacer algo de mi vida. Me gustaba mucho el cine, un día ví un cartel que decía Hágase Actor, Centro Experimental Cinematográfico y dije actor, actor de cine…el día que cumplí veintidós años, me regalé la inscripción en esa escuela y ahí descubrí el teatro. A los dos o tres meses sentí: De acá no me saca nadie. Es esto. Y seguía laburando de cualquier cosa.

-¿Se siente más cómodo en el teatro, el cine o la televisión?
-Lo que más me gusta es que cuento se está contando. Si el cuento se me hace interesante a mi por cualquier razón, porque dramáticamente esta bien elaborado, o porque me causa mucha gracia. Pero sin duda, la verdadera cocina, es el teatro. Yo creo que ningún actor se puede formar haciendo televisión. Al contrario, hay un riesgo de deformarse como actor. 

Dejá tu comentario