Esteban Echeverría |

Carlos Ramos: “Me dejo sorprender por Dios

En esta nueva etapa estará a cargo de la parroquia Inmaculada Concepción, donde la gente lo recibió con mucho cariño. Sus puntos centrales para profundizar son el trabajo con los jóvenes, la familia, estrechar los lazos con la comunidad y la misión religiosa, su principal reto.

Hace ya dos semanas asumió, dentro de la iglesia Inmaculada Concepción de Monte Grande, el párroco Carlos Ramos. Con gran expectativa y emoción encara sus primeras pascuas junto a esta nueva comunidad religiosa.

"Desde que se anunció que yo venía para acá siempre recibí muchos mensajes, llamados telefónicos de aliento. La mayoría sabía que yo dejaba una comunidad que quería mucho y en la que se trabajó mucho como Lourdes, una comunidad en donde se trabajó mucho el tema de jóvenes, me costó mucho dejarlo; frente a esa situación la gente me alentaba mucho”, explicó. "Me sentí como esperado, y en estos días es impresionante cuando salgo a saludar a fuera las cosas que me dicen, eso me alegra, me pone contento, me hace bien y me asusta cuando la gente pone demasiada expectativa. Que Dios me dé la gracia de poder ir acompañando y ayudando a todo eso que la gente espera”, añadió.

En este nuevo período se encuentra planificando nuevas metas para afrontar frente a la comunidad religiosa de Monte Grande. "Hay varios puntos sobre los cuales me gusta trabajar mucho, dentro de los cuales se encuentran otras cosas. El primero es el tema de los jóvenes; después el tema de la familia, hay mucho para hacer en esta área; como tercer punto la relación con la comunidad, fortalecer estos lazos, que todo el mundo se sienta acogido, recibido, la Iglesia tiene que ser un reflejo de la bondad de Dios y tiene que trabajarse eso; y por otro lado, el aspecto misionero”, enumera.

"El Papa insiste mucho en la iglesia en salida, salir a caminar, salir al encuentro”, añade. "El hecho de salir a misionar no es ir al encuentro de la gente para que vengan a la iglesia, es el hecho de ir, salir, para que los demás vean que estás cercano a ellos, por más que no vengan a la iglesia. Creo que esa es la imagen que da el Papa hoy en día y lo que piden los obispos en la carta pastoral para la misión continental, ese espíritu comunitario, fraterno”, explica.

No obstante, actualmente se encuentra frente a una nueva comunidad un poco más compleja que en la que se desempeñaba. "Para mí es un gran desafío hacer la misión acá en el centro; cuando estas en las periferias como yo lo estaba, es quizás más sencillo pero en el centro, donde tenés torres y el aspecto es más individualistas es un poco más difícil, pero es un interesante y lindo reto”, concluye.

En cuanto a lo que respecta a los jóvenes, destacó que "hay un grupo muy nutrido acá en la parroquia, de Acción Católica que fue creciendo un poco, pero hay tarea por hacer todavía”. "Desde mi punto de vista sería bueno enriquecer más con otros carismas, que hay a la posibilidad de otros grupos o movimientos para que todos los jóvenes encuentren un espacio. Acá vienen muchos jóvenes que no pertenecen a ninguna agrupación y estaría bueno abrirles un espacio para que desarrollen su carisma, para todos aquellos que les guste hacer algo y puedan trabajarlo dentro de la iglesia”, añadió.

Esta semana serán las primeras pascuas que presida como párroco. "Llegué y ya estaba todo armado, ahora estoy al frente de las celebraciones pero como un espectador de todo lo que se hace. Me cambiaron de parroquia cuando tenía todo armado allá y no puedo cambiar lo que se planeó acá. El domingo empezamos con el plan de Semana Santa y sentí mucha calidez, hubo mucha comunión con la gente, se vivió un lindo clima”, comentó. "Ahora me dejo sorprender por Dios, él me va a mostrar cosas, y el año que viene ya caminaremos con una impronta más personal para Semana Santa”, anunció.

Un mensaje para la comunidad en Pascuas

Hay que aprovechar a vivir el encuentro con Jesús. Aprovechar para alimentar la fe, aprovechar este momento para sentir la misericordia de Dios, aprovechar este tiempo para que podamos sentirnos hijos de Dios. Nuestra vida, y la vida de todo hombre, vale mucho, porque vale justamente la vida de Jesús. Es importante que realmente sea un verdadero encuentro, un encuentro con Dios y también un lindo encuentro de fortalecimiento de la fe y de la comunidad, un encuentro comunitario. Sentirnos peregrinos, caminantes junto con Jesús viviendo este misterio pascual, este misterio de salvación”, destacó el padre Carlos Ramos.

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