Esteban Echeverría |

Recuerdan a un caído en la guerra de Malvinas

Guillermo Ernesto Granado vivía en Esteban Echeverría. Tenía 19 años cuando fue convocado para pelear en el sur del mundo. Hoy, a treinta y tres años del conflicto bélico que acabó con su vida, su familia lo tiene presente en la memoria y habló sobre él.

Cada dos abril, se rememora un nuevo aniversario del inicio del conflicto bélico que acabó con la vida de 694 argentinos y otros tantos que fueron heridos de forma física o psicológica. Familiares, amigos, conocidos o desconocidos. Todos ellos pisaron el suelo de las islas con la ilusión de defender al país. Pero, fueron engañados: no contaban con el entrenamiento necesario o los recursos adecuados que les permita derrotar a los enemigos ingleses. Para que haya memoria, soberanía y justicia, hoy se conmemora, una vez más, el "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas”.

Dentro de los soldados que fueron a pelear en las Islas Malvinas y perdieron la vida durante el enfrentamiento, hay tres que nacieron en Esteban Echeverría. Uno de ellos es Guillermo Granado, quien fue recordado por su hermano y su sobrina.

"Tenía 19 años, cumplió 20 años en las Islas Malvinas. Era un chico muy bueno, muy trabajador. Estaba haciendo el servicio militar en el regimiento 7 de La Plata, pero cuando fue convocado para ir a la guerra ya estaba dado de baja. Vino un comisionista a buscarlo, le dijo que él tenía que presentarse de vuelta en el regimiento de La Plata sin decirle por qué motivo, después se enteró allá en el regimiento. Creemos que murió en la Batalla de Monte Longdon, uno de los últimos ataques que hicieron los ingleses”, mencionó Carlos Granado, en relación a su hermano.

Su sobrina lo recordó con una anécdota. "Mi papá es una persona que odia prestar la ropa, los zapatos, no le gustaba ni siquiera que nosotros prestemos. Mi tío siempre necesitaba ropa para salir a bailar, como mi papá siempre tenía cosas, venía a casa y aprovechaba que mi papá se había ido a trabajar, tenía un poder de convencimiento con mi mamá que lo adoraba y le decía "dale, dale, yo te lo traigo antes” y mamá le decía "no, me va a matar Beto” y al final se la prestaba. Era muy comprador”, explicó.

Añadió: "Todos los años, como si fuera algo tradicional, vamos a las carpas que están en Monte Grande en conmemoración a los caídos y hacemos la Vigilia que es el dos de abril. Es una tradición en nosotros”.

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