Esteban Echeverría |

"Renacer" de las cenizas

"Renacer", el grupo que ayuda a los padres de hijos fallecidos a superar las heridas.

La muerte de un hijo deja una huella de dolor que por siempre estará grabada en el corazón de sus padres. Una parte de ellos se va junto a su hijo y el futuro cambia para siempre. Es que está perdida  viene a cortar con el orden de natural de la vida . 
 
"Renacer” se formó hace veinte años  y es un grupo de padres de hijos fallecidos  que buscan afrontar juntos un destino adverso, demostrarle a la familia y amigos que es posible salir, que no todo está perdido y que para eso nada mejor que ayudar a otro papá que atraviesa la misma situación.
 
"Hemos aprendido a recordar a nuestros hijos con una sonrisa, sabiendo que estamos recorriendo un camino que nos lleve hacia ellos, que no debemos dejarnos morir porque esa no es la solución” cuenta Graciela. Ella perdió a su hija hace veinte años debido a una fibrosis quística, que se da cada diez millones de personas, "Carolina tenía seis años y creo que me dejó un gran enseñanza. Ahora todo el tiempo le digo a mis otros hijos que los amo, porque aprendí a ser demostrativa”. 
 
En este momento son aproximadamente veinte los padres que se reúnen todos los martes a las 18:30 horas en la Puerta Histórica de Monte Grande (Nuestras Malvinas 119, Monte Grande)para hablar y exteriorizar todo ese pesar que llevan dentro y juntos exorcizar el pasado. "Para nosotros estas reuniones son una cita de honor, en algún punto ya nos sentimos familia. Han pasado muchos padres por acá, casi trescientos, algunos estuvieron un tiempo y se fueron, otros dejaron y los que estamos acá seguimos porque es de gran ayuda” afirma Mercedes, quién tuvo que lamentar la perdida de dos bebés. "Mi primer bebé, Julián, falleció a los dos meses a causa de una cardiopatía congénita. Estuve muy mal pero al año siguiente volví a quedar embarazada, y nació Luciano que muere a los dos años de un tumor cerebral. En ese momento pensé en matarme pero seguí por mi otro hijo y mi marido, y encontré este grupo que me dio la contención que necesitaba”.
 
Estos padres han logrado convertir ese terrible dolor en esperanza, en proyectos, en sueños. Esas lágrimas que alguna vez tiñeron sus días hoy son sonrisas compartidas. "Es increíble ver el cambio que experimenta de una semana a la otra un padre. La primera semana se ahoga en llanto y nosotros compartiendo nuestras experiencias y dándole palabras de aliento logramos que a la segunda semana vuelva más aliviado” explica Teresa. En su caso, su hijo Roli de treinta y dos fue embestido por un camión cuando iba en su bicicleta por la calle Dreyer.
 
"Dejó a tres hijos, de seis años, cinco y otra de tres meses. Fue terrible, mi casa se desmoronó por completo porque fue algo muy repentino. Cuando lo estábamos velando yo creía que era una pesadilla o que al día siguiente me iba a despertar y alguien me iba a decir que fue un sueño”.
 
En este grupo no hay psicólogos, ni psiquiatras y tampoco médicos, sus propios integrantes son los que se encargan de darse contención. "Nadie mejor que nosotros para entendernos y darnos una manos. Muchas veces los psicólogos mandan a pacientes que pasan por esta misma situación porque ellos no saben que decirles” afirman en Renacer. Si bien el municipio les otorgó un espacio para que las reuniones se hagan todas las semanas, explican desde el grupo que precisan de un medio que los ayude a movilizarse porque parte de esta "terapia” es realizar viajes, excursiones y paseos que los hagan ver otras realidades, y los ayuden a despojarse de la mochila que llevan.
 
Sentados en círculo, en estas juntadas, por momentos se respira angustia, en otros tantos las lágrimas afloran pero siempre los hombros de estos padres están dispuestos para quien quiera apoyarse y sentirse acompañado.
En los ojos claros de María Luisa se ve la ternura con la cual recuerda a su hija Alejandra, en la voz pausada de Roberto se escucha a Lautaro, en las madres de Martín y de Claudio una cierta nostalgia por haber atravesado está perdida de forma reciente. 
 
Cada uno de estos padres tiene una historia detrás, un pasado que no fue grato pero ellos han sabido transformar lo malo por lo bueno, atravesaron el dolor plenamente y sanaron sus corazones, se volvieron más conscientes de lo que es importante. Sus seres queridos vivieron pero ellos todavía viven, ¿Cómo no va a valer la pena esperar el futuro?

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