ESTRENOS-NACIONALES
El almacén de Pardini, setenta años de servicio
“Pardini Hermanos”, se ubica en la calle Colón y la Colorada y hace setenta años es el local elegido por la gente del barrio.Ricardo, es quien se encarga de llevar adelante el negocio junto a toda su familia. "Si bien estamos desde el
45, el local comenzó a funcionar con uno de mis tíos en 1932. Cuando tenía
trece años, comencé a trabajar y a involucrarme cada vez más” cuenta y recuerda
la época en la que era solo un chico que jugaba a repartir los pedidos.
En esos momentos, Monte Grande comenzaba a poblarse. Los obreros que levantaron este gran pueblo con su esfuerzo elegían el almacén de Ricardo para comprar mercadería y dar por finalizada una ardua jornada de trabajo.
"En esas épocas no solo nos compraba
la gente de la zona sino que además, a pocos kilómetros del negocio, estaba la
quinta del gobernador Domingo Mercante y siempre pasaban por el frente del
local. Sus custodios bajaban y seguían camino hacia La Plata donde estaba la
Casa de Gobierno”.
"Pardini Hermanos” era uno
de los pocos comercios que había en la localidad, junto al local del señor
González que se ubicaba en la calle Alsina y el de Repetto en Alem. "Mantenemos
la clientela de esa época, hay gente que vino a comprar con sus hijos en brazos
y ahora esos hijos vienen con sus nenes. Son tres generaciones las que venimos
atendiendo, eso para mí es un elogio porque quiere decir que la gente nos
elige”.
Actualmente, Ricardo trabaja
junto a su hermana, Hilda; su esposa, Alicia y su hijo, quien lleva su mismo
nombre. Detrás del mostrador hay una familia que se sacrifica y le pone el
mayor de los empeños para que este negocio se siga manteniendo en pie. "Tengo
ochenta y tres años y todavía tengo ganas de venir y atender. Eso es porque me
divierto mucho, porque les hago chistes a los clientes y ellos me cargan a mí.
Hablamos de fútbol, me cuentan sus problemas y eso no tiene precio”.
Este hombre que lleva
consigo tantas historias, recuerdos y anécdotas, confiesa que se queda hasta
las once de la noche ultimando detalles para que al otro día, el local abra en
perfectas condiciones. No se cansa nunca, siempre pone lo mejor de sí, la buena
predisposición es lo que abunda.
"Este almacén es mi vida,
no me imagino haciendo otra cosa, no podría quedarme en casa. Para que la gente
siga viniendo, tengo que hacer mi trabajo con mucho cariño” confiesa Ricardo.
No quedan dudas de que ese afecto está, y es lo que hace que este negocio
histórico de Esteban Echeverría, se mantenga a pesar del tiempo.