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Pinky siempre estuvo en nuestra casa

Apareció con la televisión y pronto se convirtió en la figura querible que nos acompañaba a todos

Lidia Elsa Satragno o, como ella se autoreconoce Pinky, nació en San Justo el 11 de noviembre de 1935 y se la considera una de las pioneras de la televisión argentina. La labor ante las cámaras de la locutora y conductora, quien también incursionó en la actuación, abarca más de cuatro décadas. Dueña de un particular estilo, estuvo presente en momentos clave de la historia de este medio. Fue una de las figuras indiscutidas de las primeras épocas, cuando los programas se realizaban en vivo, incluidas las tandas publicitarias. Precisamente, su imagen recibió un fuerte impulso gracias a su participación en el aviso del vinagre Alcázar, en el viejo Canal 7.
Su debut se produjo en 1956, unos cinco años después de la primera emisión. Su primer programa propio fue "Buenos días Pinky", con libretos de María Elena Walsh. Asimismo, Pinky fue la encargada de hacer el traspaso de la televisión en blanco y negro al todo color en Argentina el jueves 1 de mayo de 1980, inaugurando así Argentina Televisora Color (ATC), como también del Canal 13 Río de la Plata TV: "como hago para dominar la emoción si estoy aquí para despedir a una vieja amiga, tengo que decirle adiós a la televisión blanco y negro”. Condujo distintos espacios de interés general, como "Feminísima", "Con sabor a Pinky", "Telepinky", "A la noche... Pinky", "El pueblo quiere saber" o de evocación histórica, como "La década del 60", "Parece que fue ayer" o "La década del 80", uno de sus últimos trabajos en televisión.
-¿Cómo describiría la televisión de esos años?
- A mi tocaron cinco años de televisión en que no existía el video tape, y que todo tenía que ser en vivo y en directo.  No había donde ir a aprender. A mí me tocó vivir momentos muy emocionantes. 
-¿Qué recuerda del momento del cambio del blanco y negro al color?
-Yo ya llevaba 30.000 horas de televisión cuando se produjo el pase del blanco y negro al color. Para mí fue muy emocionante. 
-Si tuviera que revisar sus décadas dentro de la TV, ¿qué hechos destacaría?
-A lo que me tocó de la década del 50 lo llamo el tiempo alegre, porque el viejo Canal 7 era el único canal de TV de la Argentina. Nadie sabía cómo se hacía y nosotros podíamos probar. Tuvimos que inventar todo, porque no había dónde aprender. Entré en la TV a los 20 años y crecí ahí adentro. Los primeros cinco años en el 7 entraba al mediodía y salía a las 2 de la mañana. En los  sesenta, la cosa cambia, aparece la competencia, que se vuelve despiadada con la lucha por el rating.
¿En qué momento surgió Pinky?
-El apodo de Pinky tiene que ver con mi color de piel, cuando me llaman Lidia no me doy vuelta, es mi sobrenombre no es un nombre artístico. 
-Podría decirse que vivió innumerables momentos.
-Por ejemplo, yo contaba cuentos a los chicos en el medio del teleteatro para la hora del té, me habían contratado para hacer un ciclo nuevo, y yo acepté. Y resulta que era un teleteatro y yo no quería saber nada pero como me enteré que los iba a escribir María Elena Walsh me desplomé de la alegría, ahí debutaron Susana Rinaldi, Luis Brandoni, Roberto Pacheco. Actores que luego fueron los grandes actores del teatro y la televisión. Eramos todos de veinte años, y todas las canciones de los álbumes de María Elena Walsh fueron escritas para mí. 
-¿Qué sensación experimentó al ser considerada en dos oportunidades La Mujer del Año?
-Fue muy emocionante. Dos veces me pasó, la primera vez, fui a buscar el diario a la puerta del departamento, me lo llevé a la cama y en la primera página decía que una publicación de Estados Unidos había realizado una encuesta, el hombre del año era el presidente de la Nación, Arturo Frondizi y que la mujer del año era yo, que era una criatura. Fui elegida por la televisión, era la mujer más famosa del país. 

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