“Soñar con milanesas” fue uno de los títulos tentativos que tuvo el último libro del sociólogo Javier Auyero, oriundo de Lomas de Zamora e investigador asentado en la Universidad de Texas, en Estados Unidos. La obra, escrita en coautoría con la estudiante de antropología y vecina del conurbano Sofía Sevian, finalmente se tituló “Cómo hacen los pobres para sobrevivir” (Editorial Siglo XXI), y es el resultado de más de tres años de trabajo de campo en el barrio “La Matera” de Quilmes, con múltiples entrevistas a vecinos y la observación de la vida en el lugar.
"Soñar con milanesas": el trabajo de un sociólogo de Lomas sobre la vida de los pobres
Javier Auyero es investigador en la Universidad de Texas y presentó su libro "Cómo hacen los pobres para sobrevivir", basado en el barrio La Matera de Quilmes.
19 de septiembre de 2023 - 17:22
“Nos llamó mucho la atención que durante toda la investigación aparecía reiteradamente esta idea de la gente que soñaba con comer mejor, y específicamente volver a comer milanesas, o en los comedores comunitarios poder darles milanesas de carne a los chicos”, cuenta a El Diario Sur Auyero, del otro lado del Zoom, desde Texas. Y sigue: “Finalmente nos arrepentimos de ponerle ese nombre de Soñar con milanesas porque no queríamos reforzar el estereotipo de que lo único en lo que piensan los pobres es en comer. Pero sí es un concepto que grafica lo que se ha deteriorado la vida de los sectores populares”.
El trabajo de Auyero y Sevian abarca la historia del barrio La Matera, que empezó como una toma organizada, y que fue sumando servicios por parte del Estado a la par de protestas y medidas de resistencia impulsada por los vecinos. Entre los testimonios, se reflejan las historias de familias que realizan grandes esfuerzos para poder alimentarse y proyectar su día a día, de un grupo de mujeres que organiza un comedor comunitario, de un viejo puntero barrial peronista que estuvo preso por narcotráfico, de jóvenes que van y vienen del mundo de la delincuencia y de familias atravesadas por la violencia doméstica. El trabajo de campo fue realizado por Sofía Sevián, que vive en un barrio vecino a La Matera.
“Lo que descubrimos es que los más marginados son bricoladores. Combinan un sinnúmero de estrategias que van desde el trabajo informal hasta las redes de reciprocidad, el clientelismo, el trabajo ilícito y la acción colectiva. Puede haber un empleado municipal que para llegar a fin de mes vende un poco de marihuana, un cartonero al que la familia lo ayuda con las tareas de cuidado, alguien que tiene un empleo informal y además recibe un subsidio por parte del puntero… Van combinando creativamente y con mucho esfuerzo distintas estrategias de supervivencia”, sostiene Auyero.
La investigación sociológica que llevaron adelante en La Matera dejó algunas conclusiones contrarias a ciertos estigmas que circulan sobre los pobres. “En promedio los planes alcanzan a cubrir una tercera parte del presupuesto familiar”, explica el autor. Y agrega: “La idea de que los pobres no trabajan o son vagos o son choriplaneros no tienen ningún sentido, se cae por sí sola. En la investigación queda claro todo lo que tienen que hacer, no solo para proveerse del sustento diario de comida, sino que tienen que hacer otras cosas como construirse su casa, hacerse sus propias veredas”.
En ese sentido, Auyero marca algunos de los sesgos de la clase media a la hora de ver la situación de los pobres: “Los sectores medios y altos se creen que todo lo que hicieron se debe al mérito propio, que nadie nos regaló nada, cuando en realidad no es así, porque cuando yo nací la avenida Pavón ya estaba hecha, el tren estaba ahí, no los tuve que hacer yo”. Y también señala la tendencia a “culpar” a los pobres por los problemas del país (“el déficit fiscal, la falta de empleo, la inseguridad”), “cuando en realidad ellos son las víctimas de todo esto”.
Uno de los aspectos que Auyero marca como definitorio de la vida de los pobres es el de la inseguridad, que obliga a los vecinos a diseñar diferentes estrategias, como las salidas de las casas en grupo, para minimizar los riesgos de sufrir asaltos. “Los números te indican que quienes más sufren la violencia son los sectores más bajos. Es cierto que también en muchos casos son victimarios, pero la gente que sale a trabajar está con temor constante, es una emoción que domina mucho la vida de los sectores populares”, apunta el académico. Y suma: “La enorme mayoría de los chicos no está en la delincuencia. Sin embargo, es una pequeña minoría que le da el tono a la vida del barrio. No hace falta un ejército de delincuentes, sino cuatro o cinco pibes que estén en la esquina y asalten a uno con un cuchillo para que el rumor circule y genere más temor”.
Entre las facetas más luminosas que muestra el libro de Auyero está el trabajo con un gran compromiso que realizan mujeres en un comedor comunitario y también la apuesta por la educación que se ve en la mayoría de las familias: “Siguen poniendo mucho énfasis y mucha esperanza en la educación. Se le pone mucho esfuerzo a llevar a los hijos a la escuela, a fútbol, a cursos de estética con salida laboral. Hay una apuesta porque los hijos tengan una vida mejor que la de ellos”.
El rol “ambivalente” de los punteros: desde resolver problemas hasta pedir favores sexuales a cambio de planes
Javier Auyero es autor de una decena de libros sobre la vida en los márgenes en la Argentina, entre ellos “La Política de los pobres. Las prácticas clientelistas del peronismo” (2001), donde estudió el rol de los punteros políticos en los barrios. “En este libro le ponemos un poco más de atención al carácter extorsivo que tiene la acción de los punteros. Siguen siendo resolvedores de problemas para la gente, pero también aparecen, por ejemplo, testimonios sobre punteros que piden favores sexuales a cambio de beneficios sociales”, sostiene Auyero y marca el perfil “predatorio” de los referentes barriales que se quedan con determinados porcentajes de los planes sociales que entregan: “No solo para beneficio propio, sino que ese dinero también va para financiar la actividad política”.
El recuerdo de su padre, el líder de la Democracia Cristiana que compitió con Duhalde
Javier Auyero nació en 1966, en Banfield, y se recibió de sociólogo en la Universidad de Buenos Aires. Luego de completar su carrera mientras vivía en Banfield, viajó a Estados Unidos para hacer un doctorado en Nueva York. La actividad académica lo llevó a instalarse en la ciudad de Austin, donde es director del Laboratorio de Etnografía de la Universidad de Texas. “El 90% de mi tiempo está dedicado a la investigación sobre la Argentina”, apunta Auyero, que es autor de libros sobre la vida en los márgenes como La política de los pobres, Pacientes del estado y Entre narcos y policías.
Su padre fue Carlos Auyero, quien tuvo una prominente carrera en la política como diputado nacional, diputado provincial y convencional constituyente en 1994, siendo líder de la Democracia Cristiana. Desde ese partido fue uno de los miembros fundadores del FREPASO de “Chacho” Álvarez en los 90. En 1995 compitió como candidato a gobernador bonaerense con su vecino de Banfield Eduardo Duhalde y quedó en segundo lugar. Falleció en 1997: sufrió un infarto luego de una acalorada discusión con Eduardo Amadeo en el programa de Mariano Grondona. De él, Javier heredó la vocación militante que luego lo llevó al campo académico. “Yo elegí la sociología porque me interesaba la militancia social, el activismo. Me fui transformando en académico en Estados Unidos”, define.
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