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Agostina mauro: cuando el arte ataca

En un mano a mano con El Diario San Vicente, la joven pintora sanvicentina Agostina Mauro reflexiona sobre su camino en el mundo del arte y repasa sus principales logros.

Agostina Mauro toma mate tibio. Lleva, como siempre, los ojos verdes delineados y al hablar expresa una característica propia de muchos sanvicentinos: anexa las eses con la vocal de la palabra siguiente. Se ríe mucho; es simpática pero no es trivial, tampoco exagera una pose de artista. Sin embargo, la vida de Agostina pasa, básicamente, por el arte y la creación.

Agostina dibuja desde los seis años y pinta con óleo desde los 11. Su pasión por el dibujo y la pintura y el prematuro fallecimiento de su padre, hicieron que la niña volcara todo su padecimiento a la expresión artística, dando como resultado un talento portentoso capaz de maravillar y emocionar a quien mire sus cuadros. A sus 20 años, Agostina afirma que, como cuando era niña, siente el arte como una necesidad.

"El arte siempre fue para mí como un psicólogo: desde siempre yo fui canalizando todas mis emociones a través de la pintura. A los seis años empecé a dibujar, copiaba, me gustaban las caras, hacía retratos. Y a partir de los 11, cuando comencé con los óleos, fue como una especie de explosión: pinté, pinté, pinté y no paré de pintar nunca”, narra Agostina, mientras repasa el machete de todas las galerías en las que expuso sus producciones y todos los reconocimientos que recibió.

El contundente talento de Agostina la ha llevado por un ascendente camino lleno de éxitos: desde sus estudios de pintura y dibujo en el Instituto Cultural Esteban Adrogué, donde se recibió con promedio de 10 en tres años (el ciclo regular toma seis), hasta las numerosas galerías y eventos que recorrió con su arte. Entre su logros, la joven destaca sus exposiciones en las galerías Imaginario, de Recoleta y Gisel Durán, de San Telmo, lugares a los que llegó a través de la selección de sus obras en concursos. Otras de las muestras de sus producciones que enorgullecen a Agostina son su participación en el evento 100 Almas Unidas, realizado en el mercado de las pulgas, y en la tradicional Noche de los Museos, de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente se pueden ver algunas de sus obras en las Galerías Braque y Gisel Durán, de la Ciudad de Buenos Aires.

Sobre su estilo, Agostina asegura identificarse con el Híper Realismo, un estilo desde el que "se busca generar una imagen tan real como una fotografía”. "Elijo ese estilo porque me gusta el desafío de hacer algo lo suficientemente realista como para que al que lo vea le llegue a quedar la duda de si es una fotografía o una obra”, afirma la artista, que apunta al arte árabe y al pintor iraní Iman Maleki, como referentes claves en su trabajo. En cuanto a la técnica, si bien su lugar de comodidad siempre ha sido el óleo, Agostina dice que se encuentra en una etapa experimental, en la que se destacan una producción realizada con clavos y otra con colillas de cigarrillos.

Además de pasearse con su obra por cuanta usina cultural le sea posible y vender –no sin que le duela- alguno de sus trabajos, Agostina hace cuadros por encargue, cursa la carrera de Bellas Artes y da clases de pintura y dibujo en su casa. "Me gusta dar clases en este ámbito porque viene toda gente que tiene ganas de aprender y además yo soy muy desestructurada, entonces se hacen cosas muy buenas”, afirma la joven sanvicentina.

Acerca de sus fuentes de inspiración, Agostina, que cuenta con producciones de fuerte temática social, indica: "yo me inspiro en la vida, en momentos, en cosas qué me pasan. La inspiración puede surgir de cualquier lado, de lo que me llega, lo que siento en el momento que me pongo a pintar. Para mí el arte es expresar a través del sentimiento”.

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