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La Cava, ocho hectáreas de basura que le duelen a San Vicente

Ocho hectáreas de basura se acumulan a tres kilómetros del Pueblo. La funcionaria encargada del área asegura que actualmente sólo se descargan ramas, pero las fotos y los testimonios la desmienten. El Ecopunto no funciona en su plenitud. Qué hará el próximo Gobierno.

"Depende de las ganas de trabajar que haya, pero generalmente venimos todos los días y buscamos lo que hay para vender", cuenta Marta mientras destruye con agilidad una bolsa de nylon y, de lo que hay adentro, revolea para un lado lo que sirve, y para el otro lo que no.

Un camión recolector de residuos lleno acaba de descargar su contenido en la entrada del basural a cielo abierto ubicado sobre la Ruta 58, al que históricamente han ido a parar los desechos de los sanvicentinos; media docena de cartoneros -o recuperados urbanos- trabajan en el lugar en busca de materiales reciclables. Marta es una de ellos y, según su cálculo, en el predio "se bajan seis volquetes de basura por día".

La escena del camión descargando, el cálculo de Marta y también el testimonio de todas las fuentes consultadas, desmienten rotundamente las declaraciones de la ingeniera Graciela Suárez, la funcionaria del gobierno del intendente Daniel Di Sabatino que se desempeña actualmente como titular de la Secretaría de Desarrollo y Ambiente, la cartera que tiene a su cargo el tratado de los residuos. "Hoy por hoy en 'la Cava' se están recibiendo únicamente camiones con ramas y residuos relacionados a la poda. Todo lo que es residuos sólidos urbanos (la basura común) lo estamos pudiendo llevar al Ecopunto, afirmó Suárez, aunque, horas después, sus dichos fueron rebatidos por la realidad.

Según la funcionaria, los residuos sólidos urbanos suman diez camiones diarios, y todos son trasladados a la planta de tratamiento (o Ecopunto) ubicado sobre la Ruta 16, a metros de la Ruta 6. El resto de la basura -que vienen de la poda, como las ramas- se acumula en 40 camiones por día. Y todos ellos sí son descargados en la Cava. Aunque, claro está, la credibilidad de Suárez quedó gravemente dañada.

El Ecopunto

El llamado Ecopunto es la planta de tratamiento de residuos que la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) instaló en San Vicente para que se haga cargo de la totalidad de la basura del Distrito. Luego de idas y venidas, y de responsabilidades cruzadas entre la Provincia, la Nación y la empresa contratista encargada de la obra, la planta, que primero había sido anunciada para diciembre de 2012 y luego para finales de 2013, fue parcialmente entregada al Municipio en julio de este año, pero sin que funcione en su plenitud. El presupuesto inicial de la obra era de 30 millones de pesos.

"El principal inconveniente fue que la empresa contratista no cumplió de entrada con los tiempos. Y además hay que tener en cuenta que durante 2013 y 2014 llovió el doble de lo que es la media para nuestra zona, y eso atrasó la obra", se excusó Suárez, y aseguró que desde la gestión de Di Sabatino hicieron "todos los reclamos habidos y por haber" ante la Justicia, la Provincia y la Nación para que la planta sea otorgada al Municipio. "Ahora el Ecopunto está en etapa de prueba. Y lo hemos recibido sin la cantidad de maquinarias previstas o con otras de menor capacidad", explicó la funcionaria.

Entretanto, mientras las deficiencias burocráticas y operativas de los diferentes estratos del Estado no lograban (no logran) poner en funcionamiento el Ecopunto, la vergonzosa Cava -en consonancia con el gran aumento de la población y del consumo en los últimos diez años- no paró de crecer. Según Suárez, el predio abarca hoy unas ocho hectáreas, en las que la basura se acumula -Google Maps mediante- a apenas 3.380 metros de distancia de la oficina del intendente saliente, Daniel Di Sabatino.

Los futuros funcionarios

En diálogo con El Diario San Vicente, el designado secretario de Servicios Públicos para el futuro gobierno de Cambiemos, Andrés Ameri, y quien lo secundará en la cartera, Fabián Camussi, aseguraron que el objetivo de la gestión del intendente electo, Mauricio Gómez, será "llegar a la clausura definitiva de la Cava", pero que para eso primero es necesario que el Ecopunto funcione en su plenitud. "La planta tiene capacidad para tratar la totalidad de los residuos que se producen en San Vicente -explicó Camussi-, y eso nos lo han confirmado todos los expertos que consultamos, pero, para que eso ocurra, antes tiene que haber modificaciones en su infraestructura y también en los recursos humanos".

"Hay obras menores que no se hicieron por falta de decisión política, como el arreglo de un camino para que se puedan trasladar los bolsones de basura los días de lluvia, o la puesta en marcha de la chipiadora (una maquinaria que sirve para tratar ramas de árboles). Y todas esas cosas sumadas impiden que la planta funcione como debería, graficaron los futuros funcionarios, quienes también expresaron su intención de mantener el servicio de recolección dentro de la esfera municipal y, a su vez, que todo el proceso dependa de la Secretaría de Servicios Públicos, a diferencia de lo que ocurre con la administración saliente.

Actualmente la planta de tratamiento se mueve con una cooperativa de unos doce recuperadores urbanos cartoneros que antes trabajaban en la Cava- que son coordinados por una empresa contratada. Los trabajadores cobran un sueldo básico por su jornada de ocho horas diaria y además reciben el dinero proveniente de la venta de los materiales reciclables. "Se está trabajando un solo turno de ocho horas, y encima no todos los días, aportó Ameri.

Por su parte, el presidente del Foro Ambiental de San Vicente, Rodolfo Bechara, depositó la culpa de la situación de la Cava en que "las autoridades actuales no escuchan los reclamos de la gente. "El foro hizo diferentes propuestas para transformar la Cava en un relleno sanitario controlado y hasta pusimos a disposición del Municipio 100 estudiantes de Gestión Ambiental Urbana de la UNLA para que, ad honorem, colaboren con la puesta en marcha del Ecopunto, contó Bechara y, sobre el impacto ambiental del basural, señaló: "Las napas están contaminadas seriamente por los líquidos lixiviados de la basura, aunque todavía no podemos saber en qué grado. Y además hay una gran contaminación atmosférica por las permanentes quemas, y también están las enfermedades de las ratas.

El fuego

Además de una potente pestilencia, que obliga a los automovilistas a subir las ventanillas de sus coches cuando transitan por la Ruta 58, la Cava expulsa constantemente columnas de humo, producto de los focos de fuego presentes en su interior. "Está prendido desde septiembre, que hubo un incendio intencional muy grande, y todavía no se pudo terminar de apagar porque el fuego corre por abajo, donde está el gas metano que genera la basura", reconoció Suárez.

En pleno mediodía en la Cava, mientras Marta y otros seis cartoneros más revuelven las bolsas al rayo del sol, cada tanto se escuchan pequeñas explosiones que salen desde el seno de la basura, y que espantan a los pájaros que revolotean buscando comida. Al ruido seco lo sucede una cortina de humo que se levanta desde las montañas de residuos. Pero ni marta, ni sus compañeros, ni mucho menos los trabajadores municipales presentes parecen sobresaltarse. Eso también es parte de la rutina.

Manuel Nieto

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