San Vicente |

Lo de Coco”, el boliche del pueblo

Hace 25 años que le da de beber “a los mismos parroquianos de siempre”. Un espacio en el que sobreviven la caña legui, el pool y la rockola.

"Lo de Coco” es un boliche de los de antes. El pool y la rockola sobreviven en este espacio de la avenida San Martín. Hace 26 años que Gabriel Cayetano "Coco” Capace abrió su bar frente a la Escuela Nº 1, y hoy sus hijos continúan con la obra: darle de beber a "los mismos parroquianos de siempre”.

Según cuenta Alfio Capace, el hijo menor, "Coco” estuvo a cargo de las cantinas del Club Bartolomé Mitre y del Centro Tradicionalista El Volcador. Y después, en la revuelta inflacionaria de 1989, decidió largarse por su cuenta. Así nació "Lo de Coco”, que en aquel entonces tenía una variada competencia, pero que ahora se ha convertido en el último bar de sus características que le queda a San Vicente.

Alfio reconoce que sí, que se crió en el ámbito del boliche, "entre mucha gente grande, el pool y la bebida”. Y contrasta: "Antes se abría a las siete y media de la mañana, y desde esa hora ya había gente tomando. Ahora no se puede vender alcohol hasta las diez y media. Las cosas han cambiado mucho”.

En cuanto a las preferencias de los clientes, el dueño asegura que el vino y la cerveza siguen siendo imbatibles, pero rescata la influencia que tiene el horario: "La mañana es más para la bebida blanca, como la caña legui; al mediodía sale más Gancia, Fernet y Cinzano; y a la noche toman whisky”.

Otro de los grandes atractivos del bar es el pool, por cuyo paño desfilan sanvicentinos de todas las edades. Para los adolescentes, inclusive los que se rateaban de la escuela, era un clásico: un pool en Lo de Coco. "A ellos nunca les vendimos alcohol”, se apura en aclarar Alfio, mientras le sirve un vaso de vino a un hombre que se sienta en la barra, sin necesidad de que le formule el pedido.

Las peleas entre los clientes llegaron a ser un punto conflictivo para el bar, aunque ahora, según Alfio, esos hechos dejaron de ocurrir.

Como plus, Lo de Coco presta un servicio de delivery de lo más particular. "Muchas veces tuvimos que llevar clientes borrachos hasta sus casas, manejando sus autos. Y un montón de oportunidades nos han dejado bicicletas en el local porque no se podían volver”, refleja Alfio, que administra el bar junto con su hermano Gabriel Del Río.

 

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