Postergado dos años por la pandemia, este 2022 se realizará en todo el país el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, el cual tiene como principal novedad su carácter bimodal (online y presencial): los ciudadanos tendrán la posibilidad de completar los datos a través de la plataforma e-CENSO o también esperar al clásico barrido territorial, dispuesto a realizarse el próximo jueves 18 de mayo, día decretado como feriado nacional.
La gran encuesta permitirá conocer con precisión cuántos habitantes hay en el país, cómo y dónde viven, entre otras cuestiones. La actualización de dichos datos sociodemográficos (los últimos fueron recolectados en 2010) permitirá rediseñar y planificar nuevas políticas públicas a nivel nacional, provincial y municipal.
“El censo es un instrumento que permite conocer, con un gran nivel de desagregación de información, que permite cruzar distintas variables para conocer determinados aspectos territoriales”, explicó la urbanista Natalia Dopazo a El Diario Sur. Y reflexionó sobre el retraso del censo que debió haberse realizado en 2020: “No es un problema en la práctica, porque lo importante es que haya estadísticas dentro de una periodicidad similar. Sí hay que tener en cuenta que los resultados exactos no son inmediatos. El procesamiento del censo 2010 terminó recién en 2013”.
Ese período de demora se debe a varios factores. “Si bien está el día del censo, siempre después se hacen ajustes y se vuelven a visitar algunas casas. Los procesos para organizar un censo son muy largos y se preparan varios años antes, donde se piensa qué preguntas formular, cuáles agregar y cuáles sacar”, comentó la docente de la materia de “Planificación Urbana” de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Y sumó: “Lo importante del censo es poder hacer comparaciones. Por eso es tan rígido el formulario. Este año sumaron nuevos ítems como identidad de género, percepción identitaria. Es mucha la información que se va a recolectar y eso nos va a permitir entender un montón cómo vivimos”.
“Como diagnóstico de la planificación urbana, el censo es importantísimo. La planificación aparece después de preguntarse cómo son las ciudades y cómo podrían ser en un futuro. Aunque el censo no es el único instrumento para tomar decisiones. También tenemos información de otras fuentes, como empresas u organismos estatales”, explicó en base a su materia Natalia Dopazo, que recordó que “hace unos años las villas y asentamientos figuraban como lugares en blanco, y gracias al Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) se comenzaron a visibilizar”.
Para rediseñar las ciudades, la urbanista confió en que “se deben cruzar los datos territoriales del censo con otras fuentes” y detalló: “se puede hacer un diagnóstico cruzado a partir de la densidad de estudiantes, de población por edad, usos de suelo o con el indicador de necesidades básicas insatisfecha”. El censo, ese que Dopazo llama como “cartografía de base”, es el elemento vital para pensar el futuro desde los datos del presente.
Qué resultados esperar
Un relevamiento realizado por El Diario Sur en base a los datos del “Pre Censo” de Hogares, realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que tuvo lugar a fines de 2020, sugirió que en los distritos del primer y segundo cordón del conurbano, como Lanús, Lomas, Avellaneda, Echeverría y Ezeiza, el crecimiento poblacional estuvo por encima del 20%. La cifra se explica mayormente por “la expansión” de las ciudades: en el tercer cinturón, en Presidente Perón se registró un 38% más de hogares y en San Vicente un 100% más de casas.
Aquellos datos coinciden con los supuestos de Natalia Dopazo, que en base a las tendencias que arrojaron los censos nacional anteriores dedujo: “Vamos a ver que los municipios más pegados al primer cordón no crecieron tanto, con la curva demográfica achatada y un envejecimiento poblacional, mientras que los partidos del segundo y tercer cordón tengan una tasa de crecimiento alta. También vamos a seguir viendo que el déficit de cloacas sigue siendo grande a nivel país”.
Repensar Esteban Echeverría
Desde su cátedra en la FADU, la docente Natalia Dopazo trabaja reiteradamente con datos censales, poblacionales y urbanísticos de Esteban Echeverría. “El distrito no tiene una totalidad urbana: está asociado a lo que se conoce como ‘el periurbano’, que es un corredor verde que recorre la región. En términos de planificación urbana, siempre se plantea qué va a ser Esteban Echeverría con la oportunidad que representan sus espacios verdes”, confió la urbanista a El Diario Sur. Y enumeró algunos de los desafíos que Echeverría tiene por delante: “Muchas de las ciudades del conurbano están en su totalidad construidas y el suelo vacante es algo muy valioso en términos urbanos. El distrito cuenta con parte de la Laguna de Rocha, que plantea el desafío sobre cómo manejar la reserva, que está al borde de la ciudad. Hay que tener en cuenta también los problemas del centro, más que nada con la saturación inmobiliaria y de transporte. En un momento también estaba pensando en modificar el Código Urbanístico, que permite construcción de hasta 13,50 metros. Eso puede cambiar después de los resultados del censo”.