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Vuelven las lluvias, pero en el campo aseguran que necesitarán varios meses para recuperarse

Se pronostica un febrero con más cantidad de precipitaciones, pero aun así los productores rurales creen que el invierno puede ser complicado.

Alrededor de 50 milímetros de lluvia cayeron en la zona de San Vicente el viernes pasado, en lo que fue una de las tormentas más contundentes de los últimos tiempos. No se trató de un temporal, pero contrastó con la larga sequía que viene afectando a la región y cuyas consecuencias están a la vista: desde la laguna de San Vicente totalmente vacía hasta la mortandad del ganado en el campo.

Esta última lluvia podría estar marcando un punto de inflexión en el que empezaría a cambiar la suerte para los productores rurales, aunque sea parcialmente. Es que a partir de febrero está pronosticado el fin del fenómeno La Niña, que implica escasas precipitaciones y que se repitió en la región durante los últimos tres años. Los principales informes meteorológicos indican que ahora se ingresaría en condiciones climáticas más neutrales.

En cuanto al estado de la laguna de San Vicente, cuyos niveles de sequía se pueden comparar con los de 2008, cuando se quedó totalmente sin agua, los expertos señalan que para que recupere su nivel debería darse al menos un año consecutivo con lluvias normales. Si en 2023 se cumple con el promedio histórico de la zona, de alrededor de 1.000 milímetros, el nivel de agua de la laguna recién podría volver a la normalidad para finales de año, según estimaron diferentes expertos en diálogo con El Diario Sur.

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A lo largo de 2022 llovieron en San Vicente 500 milímetros, cuando el promedio histórico de la región es de 1.000 milímetros. 

A lo largo de 2022 llovieron en San Vicente 500 milímetros, cuando el promedio histórico de la región es de 1.000 milímetros.

De todas maneras, es difícil de predecir cuándo volverá el agua a la laguna porque no se trata de una cuestión matemática en relación a los milímetros de lluvia caídos. También influye la evaporación y el escurrimiento del líquido.

Cindy Fernández, comunicadora del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) explicó que si bien es cierto que los pronósticos indican que a finales del verano o comienzos del otoño la Niña terminaría de debilitarse para pasar a fase neutral, es muy prematuro asegurar que a finales de año entraríamos en un Niño.

“A partir del otoño las lluvias normales de la región disminuyen mucho porque otoño e invierno son las estaciones más secas del año. por eso aún es difícil decir que se acaba la sequía, porque si la Niña se termina un poco más tarde es posible que se demore en recuperar la humedad del suelo al empalmar con la temporada de pocas precipitaciones”, detalló.

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Así estaba la laguna este viernes después de la lluvia: será necesario que se acumule agua durante meses para que vuelva a su nivel.  

Así estaba la laguna este viernes después de la lluvia: será necesario que se acumule agua durante meses para que vuelva a su nivel.

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La situación del campo

“Para que se corte la seca tenemos que tener un acumulado de entre 150 y 200 milímetros de agua en un mes. Ahí se empezarían a recuperar los niveles de humedad del perfil de suelo y a tener reservas ahí abajo, que hoy no hay”, apuntó el ingeniero agrónomo de San Vicente Leonardo Rodríguez. Y recordó que “en los primeros 15 días de enero, con las altas temperaturas, la sequía se profundizó”.

Por su parte, el ingeniero y productor de San Vicente Bernardo Althabe alertó: “Decir que con que llueva en febrero se va a arreglar toda la situación agropecuaria es ser demasiado optimista. Si llueve y el invierno no es tan agresivo con las heladas, recién vamos a poder salir de terapia intensiva en noviembre, y a partir de ahí esperemos que las producciones puedan sanar”.

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