Una vecina de la localidad de Monte Grande sufre de queratocono, una grave afección en la córnea, desde el 2015. Se operó de un ojo con la ayuda de la Municipalidad de Esteban Echeverría, que aportó en la causa, pero ahora tiene que hacerlo de vuelta en el otro ojo. La cirugía cuesta 6 mil dólares, pero apenas tienen 200 mil pesos.
El pedido de ayuda de una vecina de Monte Grande que necesita un trasplante de córnea
Una vecina de Monte Grande sufre de queratocono. Ya se operó de un ojo y requiere hacer lo mismo con el otro. Necesita 6 mil dólares para no perder la visión.
Su nombre es Emilia Romero, tiene 28 años y padece de queratocono desde los 19 años. En 2021 se operó del ojo derecho, y ahora debe operarse el izquierdo. La operación tiene un costo de 6.000 dólares.
La joven sufre la enfermedad desde 2015, cuando utilizaba lentes de contacto, los cuales se volvieron inutilizables, ya que comenzaron a resbalarse y salirse del ojo por sí solos. "Sé que el mío es hereditario, porque mi papá y mi hermana también tienen problemas en los ojos, pero se despertó más fuerte en mí", comentó Emilia, en diálogo con El Diario Sur.
Tras la operación realizada en el ojo derecho de la vecina de Monte Grande, le hicieron 24 puntos, los cuales poco a poco fueron siendo quitados hasta hoy, que aún tiene seis restantes, los cuales tiene que preservar con muchísimo cuidado ya que tardan varios años en cicatrizarse y pueden salirse fácilmente.
Esta mujer debe realizar la misma operación, pero en el otro ojo, la cual, mediante el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), posee el valor mencionado de 6.000 dólares, aunque en el caso de recibir una córnea proveniente del exterior del país se sumarían 3.500 dólares más, por lo que el monto final sería de 9.500 dólares a pagar.
"Una vez abonado el monto inicial, se ingresa a una lista de espera, en la cual me pueden llamar rápido como que no. La vez pasada tardaron seis meses", recordó. Y explicó: "En esta operación me tienen colocar una nueva córnea, llamada lamelar. Aunque para eso tengo que esperar un trasplante que venga de una persona compatible. Luego, me injertan esa telita, que yo ya no tengo porque el virus se la fue comiendo. Este proceso se llama injerto de córnea".
"Hasta ahora tenemos recaudados 218.000 pesos provenientes de la anterior recaudación. Sobraron porque la Municipalidad de Esteban Echeverría abonó la totalidad del costo de la operación. Ahora vamos a hacer algunas cosas para recaudar lo demás. Nos vamos a reunir con la fundación Leones de Monte Grande, que ya nos ayudaron antes, para hacer rifas, ventas y cosas para juntar la plata", mencionó.
Sin embargo, Emilia tiene una buena noticia: "Mi objetivo es juntar al menos una cuarta parte del monto final para poder señar la operación, ya que si hago eso se congela un poco el precio, y después se puede avanzar mejor".
La vida de Emilia como paciente de queratocono
La joven vive junto a su pareja, Lucas, de 30 años, y a su hijo, Tiziano, de 12 años, quienes colaboran en las labores de Emilia, ya que ella no puede ejercer una gran fuerza, debido al cuidado que requiere su operación. Cada esfuerzo del ojo atrasa un poco más la recuperación del mismo. De hecho, puede hasta desprenderse el trasplante si se realiza una fuerza muy alta.
Las influencias del virus comienzan desde la mañana, cuando Emilia se levanta: "Apenas me levanto estoy un rato sin anteojos, porque mucho tiempo con eso me hace doler mucho la cabeza. Tiene mucho aumento de un solo lado, aunque no me puedo manejar sin anteojos".
La vecina de Monte Grande intenta continuar su vida con normalidad, estudia la carrera de trabajo social en la UNLZ y trabaja dos días a la semana. "En la facultad me perjudica que no vea de lejos, me tengo que sentar adelante de todo para llegar a ver el pizarrón. Aparte, si me siento muy de lejos esfuerzo más la vista, y puede perjudicarse aún más. También por eso hago una materia sola, para no esforzar mucho el ojo leyendo y cursando", explicó Romero.
Y añadió: "También trabajo, dos veces por semana, dos o tres horitas cada jornada, en el sector de limpieza de una oficina. No hago mucho por el esfuerzo de la córnea".
Las consecuencias de la no operación
En el caso de que Emilia no se pueda operar, las consecuencias no solo serán graves dolores de cabeza: "El virus avanza tan rápido que me va a dejar no vidente. En su momento, el ojo izquierdo lo tenía muy complicado, hasta que me pude operar. Ahora, el otro ojo, avanzó bastante más, de hecho, ya no veo casi del ojo izquierdo", aclaró.
Además, detalló sobre la consecuencia final de la no operación: "En el caso de que no me opere, me quedo completamente ciega de ese lado, no voy a poder ver más. Del otro veo porque ya me operé, pero quedo con un ojo bien y el otro ciego. En cambio, si me opero, puedo volver a usar lentes de contacto y volver a la normalidad".
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