En los últimos días se viralizó un vídeo en las redes sociales sobre un hombre de 59 años que muestra un gesto de calidad en un partido de fútbol entre amigos en Monte Grande. En ese marco, Diego Benedetti, protagonista de las millones de visualizaciones que tuvo el video, le contó a El Diario Sur la repercusión que tuvo, su pasado en las divisiones inferiores de varios clubes de Argentina y lo fundamental que es el fútbol en su vida.
Futbolista senior de Monte Grande se hizo viral por su calidad: "Lo que más amo es jugar"
Se trata de Diego Benedetti, vecino de Monte Grande, que se hizo viral en las redes sociales por un video en el que tiene un gesto técnico de calidad.
Benedetti juega desde hace cinco años todos los martes con sus amigos de la infancia en diferentes canchas de Monte Grande. Allí, una vez que pisa el césped sintético, se olvida de sus obligaciones y, de alguna manera, vuelve a ser el niño de seis años que soñaba con algún día debutar profesionalmente en Primera División.
El vídeo en el que se hizo famoso llegó a más de 400.000 reproducciones en las redes sociales y muestra cómo pide fervientemente que le pasen la pelota, luego de eso, la controla de taco con su pierna izquierda, logra esquivar a un oponente con un caño y, posteriormente, avanza de cara al arco rival, imitando a su ídolo Diego Maradona. Ante la repercusión, Diego expresó que no se enteró hasta que su nieta, quien vive en España, le avisó: "Un día mi nieta me llamó y me dijo que me había hecho viral, que estaba en todos lados. No lo podía creer".
Él es fanático de River Plate, pero en aquel momento estaba con una camiseta de Rosario Central: "Soy muy hincha de River, sin embargo colecciono camisetas y tengo más de 100 en mi casa. Tengo de muchos clubes ya que amo el fútbol". Además, expresó que, a partir de la viralización, la gente lo frena y lo saluda en la calle por ser el "que juega bien al fútbol".
Los encargados de subir los vídeos a las redes sociales
Diego reveló que, desde hace tres años, su hijo Gianluca y su sobrino Nazareno son los encargados de grabar los momentos destacados de los partidos que juega todos los martes con sus amigos. Luego, lo suben a la cuenta de instagram (@diegobenedetti10), que tiene 8.254 seguidores. "Yo no entiendo nada de la tecnología, solo uso el celular para mandar mensajes o hacer llamadas. Ellos son los que se encargan de subir y grabarme. Igualmente no juego para que después salga en las redes, yo entro a la cancha y soy competitivo, me olvido de todo", sostuvo.
Si bien a fin de año cumplirá 60 años, él no se pone limitaciones a la hora del deporte. Trabaja en la logística de alquileres de canchas de Punto Fútbol de Monte Grande y se mueve en bicicleta para todos lados: "No me cuido con las comidas, comemos siempre con los chicos después de los partidos. Mi vida es simple: juego a la pelota dos veces a la semana y me manejo en bicicleta por la zona para ir a trabajar o ir a buscar a mi hija al colegio".
El miedo de dejar de jugar a lo que más ama, el fútbol
A pesar de su edad, sigue en actividad deportiva, pero teme de dejar para siempre el fútbol, dado que para él es "su media naranja en la vida": "Mientras las piernas, el cuerpo y el corazón me den, voy a seguir jugando a la pelota. Es lo que más amo, luego de mi esposa, tres hijos y nieta". Asimismo, agregó que hace seis años no quiso disputar ningún partido más porque tenía miedo, tras vivir en primera persona un hecho que lo marcó: "Un amigo estaba jugando a la pelota y, de un momento a otro, se desplomó por un problema en el corazón. Lo quisieron reanimar, pero lamentablemente falleció. Por ese motivo, no jugué al fútbol por un año. Más tarde volví, sin embargo es algo que me dejó marcado. Tuve ataques de pánico".
Posibilidades de pertenecer a clubes de AFA
Por último, Diego Benedetti mencionó que tuvo la posibilidad de formar parte de distintos clubes del fútbol argentino, pero nunca pudo llegar a debutar porque no era responsable con los entrenamientos: "Estuve en las inferiores de Temperley, Banfield, Los Andes y Defensores de Belgrano, y tuve pruebas en Huracán de Comodoro Rivadavia, cuando hice el servicio militar en 1984. En todos lados quedé, sin embargo por una cosa u otra, no pude mantenerme. Mi papá trabajaba todo el día y mi mamá cuidaba a mis cuatro hermanos. No había nadie que estaba atrás mío para que siga en el camino".
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