En ese momento realizaron un relevamiento en las cercanías de otra antena y detectaron casos de cáncer comprobados. El Concejo Deliberante de Lanús de ese entonces realizó informes y condicionó la construcción de esas antenas al cumplimiento de una serie de requisitos rigurosos, con lo que de hecho impidió muchas.
Sin embargo, en septiembre de 2018, la gestión Grindetti liberó la instalación de las antenas 4G. Tras una reunión con representantes del Enacom se aprobó la autorización para erigirlas sin trabas, ni autorizaciones especiales.
Tampoco se debatió en profundidad la cuestión de la salud. Aunque la concejal Laura Lavandeira, de Cambiemos, negó que estos artefactos produzcan radiaciones capaces de generar enfermedades. La postura está en línea con lo sostenido por el organismo regulador de las comunicaciones Enacom, que clausuró el debate sin demasiadas pruebas que sostengan su posición.
En Lanús es el Registro Municipal de Obras Civiles de Estructuras Soportes de Antenas (Re.Mu.OC.ESA), quien controla esas construcciones y sólo atiende a cuestiones arquitectónica y de ingeniería, pero no de salud.
El debate acerca de si las radiaciones producen daño está abierto en el mundo y aún produce conflictos que no parecen tener solución, en tanto prevalezcan los negocios.
De todas formas, los vecinos se vuelven a movilizar. Les reclaman al Concejo Deliberante que proteja sus derechos de salud y que demuestren que no corren riesgo.