El 28 de octubre de 2014 fue el primer día que Adriana Molina, vecina de toda la vida de Lomas de Zamora, entró al Hospital Gandulfo a leerles cuentos a los niños que se encontraban en el centro de salud. Diez años después, las cuentacuentos siguen en actividad pero ahora ella está acompañada de más de 30 personas que se sumaron a su proyecto solidario.
La historia de las "Cuentacuentos" del hospital Gandulfo de Lomas, que cumplen 10 años de "alegría y fantasía"
Las cuentacuentos del Hospital Gandulfo de Lomas hace 10 años acompañan a los niños en el centro de salud. Habla su fundadora.
Adriana tiene 70 años, es jubilada y narradora y se desempeñó como docente y bibliotecaria. En diálogo con El Diario Sur, recordó que su proyecto de cuentacuentos nació luego de enterarse de que en el Hospital Pediátrico Pedro Elizalde de La Plata, conocido como “Casa Cuna”, un grupo de personas se acercaba a leerles cuentos a los niños allí internados.
“Al ver lo que hacían pensé que podía aplicarlo en el hospital de mi barrio. Entonces fui, me entrevisté con la jefa del servicio social del Hospital Gandulfo y le expliqué mi intención de ir semanalmente a contarles cuentos a los chicos. Después hablé con el jefe de Pediatría y a la semana siguiente arranqué solita en el área de internación pediátrica”, recordó.
Con el correr de los años se fueron sumando personas a su proyecto y actualmente son más de 30 mujeres que cada miércoles se acercan a leer cuentos a los niños y también a los adultos. “Es un grupo muy heterogéneo de mujeres, hay abogadas, amas de casa, pasteleras, muchas docentes. Nos une el objetivo común de llevar un poco de alegría y de fantasía”, detalló Adriana.
El grupo visita a los más pequeños del centro de salud pasa por consultorios externos, internación pediátrica y guardia pediátrica. “Nosotras contamos con el objeto libro como soporte, lo que les contamos coincide con la imagen del libro. Es una modalidad que adoptamos porque refuerza la atención y le da valor al libro”, explicó la narradora y contó que adaptan las actividades según la edad de los pacientes.
Además hay un grupo que también recorre el hospital y pasa por salas de oncología, ginecología, hemoterapia y maternidad, ofreciendo compañía e historias también a los adultos.
Respecto del impacto que la actividad tiene en los más pequeños, Adriana aseguró: “Hay niños que esperan para entrar a quirófano y nosotras los entretenemos, les contamos cuentos, jugamos a juegos de mesa, les llevamos alegría por un rato”. Y luego añadió: “Podemos convertir las salas en espacios de juego, olvidar un poco el dolor y la enfermedad y ofrecerles una historia que siempre tiene un final feliz, donde se puede hacer una transferencia entre los personajes y los niños. ‘Si al personaje le fue bien, ¿por qué no me va a ir bien a mi?’.
La solidaridad de la gente
Además de las narraciones, las cuentacuentos siempre llevan un regalo para los más chicos y cuentan con tres bibliotecas en el Hospital Gandulfo. En ese sentido, Adriana resaltó la solidaridad de la gente y dijo: “En 10 años nunca nos faltó material para regalar, siempre hubo gente, instituciones, colegios, la cámara de comercio, una empresa de colectivos, colectas en general que hacen para nosotras. Es maravillosa la solidaridad de la gente, esa es nuestra única fuente”.
Además, el proyecto iniciado por Adriana tuvo sus réplicas en otros centros de salud de la zona, como el Hospital Municipal de Llavallol, donde un grupo de personas también se dedica a acompañar a los pacientes más chicos en un momento difícil. “Yo no sé hasta cuando voy a seguir, pero sé que ya está instalado el proyecto en el Hospital Gandulfo y la experiencia se replicó. Esto de contagiar se me dio que era lo que yo quería”, aseguró.
Adriana se dedicó toda la vida a estar con niños y libros, a enseñar y compartir. Sin embargo, asegura que este proyecto fue transformador: “Para mí fue todo un desafío, enfrentarme a niños que están padeciendo distintas situaciones, pero uno se fortalece, trata de correr la enfermedad y ver al niño al que tratas de hacer feliz por un rato”.
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