Lomas de Zamora |

Preocupación en Temperley Este por perros callejeros

Al menos dos mujeres sufrieron heridas por ataques. Una de ellas habló con El Diario Sur y cuenta que hay vecinos que les dan de comer, pero que no se hacen cargo.

Ya varios vecinos de Temperley Este manifestaron su preocupación por una jauría de perros que ya han atacado a jóvenes y adultos, a distintas horas del día. El caso más resonante es el de la esquina de Indalecio Gómez y Gral. Müller: allí vive callejero un perro que es mantenido por algunos vecinos, pero ataca a otros.

“Fui a llevar un pedido a una persona, pasaba por ahí y no lo vi porque era de noche. Cuando estaba llegando a la esquina sentí que me atacó, me soltó, y después me mordió la otra pierna y ahí no me soltaba”, cuenta en primera persona Sandra. Al final tuvo que golpearlo con una bolsa para lograr que la suelte, y en esa pierna resultó con un desgarro muscular, producto de la mordida. “Fue terrible el momento”, contó apenada también porque reconoce que el perro es callejero, y siente lástima por él.

Este perro tiene una casilla en la calle que puso una vecina, y entre otros tantos le dan de comer. “Dicen que solamente les da de comer porque está en la calle, pero que no son los dueños”, acota Sandra que naturalmente buscó al responsable luego de resultar fuertemente lastimada en las dos piernas. La persona que más cuidado le da al animal está de vacaciones desde antes que esto ocurra, ya siete días atrás.  

Además contó el caso de otra joven. Para asegurarse de no contraer ninguna enfermedad a Sandra le pidieron que haga un seguimiento al animal para ver si tiene síntomas de alguna enfermedad viral. “Fui a verlo, esta vez en auto, y en ese momento vi a una chica que pasaba y que también la atacó y la lastimó. Por suerte no la lastimó tanto porque a los bocinazos logramos que la suelte”, relata.

“Hay como una jauría. Nos da miedo porque hay chicos y ancianos y también pueden lastimarlos. A partir de esto ya no se ve a esa jauría, evidentemente alguien los entró a algún lado”, reconoció al final, pero la esquina de Gómez y Müller, permanece peligrosa.  

LA CURACIÓN, OTRA PESADILLA

Ante el hecho consumado Sandra buscó ayuda y a duras penas llegó hasta su casa con las dos piernas heridas. Lo que vino después fue insólito: “primero fui al Gandulfo, me dieron antibióticos pero me dijeron que vacuna antitetánica no había. Al otro día fui a zoonosis y me dieron antitetánica, pero no había antirrábica”.

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