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San Vicente: Fue goleador en el Ascenso y en Paraguay y ahora es árbitro e inspector de tránsito

El vecino de San Vicente "Chino" Amaya trabaja en el área de Tránsito del Municipio. Tuvo una larga carrera en clubes de la C y la D.

Fue goleador en el Fútbol del Ascenso y tuvo un paso exitoso por el torneo de primera división paraguayo. Ahora sigue jugando, pero también es árbitro. Y al mismo silbato con el que cobra penales, lo usa para sancionar infracciones de automovilistas como inspector de tránsito del Municipio de San Vicente. Su nombre es Aníbal Alberto Amaya, pero todos lo conocen como “El Chino”. En las canchas o en la calle, metiendo goles o haciendo multas, es un personaje de la ciudad.

De 48 años, Amaya es del barrio Santa Rosa. De chico empezó a jugar al fútbol en el Club Deportivo San Vicente, con el histórico Ruben “Narigón” Arenas como director técnico. Ya despuntando con su talento goleador de 9 de área heterodoxo de baja estatura, pasó por las inferiores de Talleres de Remedios de Escalada y luego fue transferido, con 17 años, a Sportivo San Lorenzo de Paraguay, donde a los pocos meses debutó en primera, ante Libertad.

“Ahí estuve dos años, fue una experiencia bárbara. El club estaba en primera y jugamos en los estadios más importantes. Fue mi primer contrato y con esa plata pude ayudar a mi papá para que termine su casa y se compre un auto y también comprar un terreno para mí pensando a futuro”, cuenta el Chino en diálogo con El Diario Sur. También agrega que fueron épocas de “pasarla bien” las noches posteriores a los partidos.

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El Chino Amaya con la camiseta de Sportivo Barracas.

El Chino Amaya con la camiseta de Sportivo Barracas.

Hizo un breve paso por Huachipato de Chile. Y luego, de vuelta en el país, le tocó vestir camisetas de clubes del ascenso en las antiguas categorías D y C. Entre sus equipos estuvieron Cañuelas FC, Claypole y Sportivo Barracas. Con estos dos últimos fue goleador de dos campeonatos en la D y la C, con marcas de 15 y 17 goles en 19 partidos.

“A pesar de mi altura, a mí un técnico me enseñó a cabecear y a sacarle ventaja a los defensores altos. Tengo muchos goles de cabeza. Y después lo más importante era estar en el lugar justo en el momento en el que te queda la pelota. Una por partido siempre te queda”, dice sobre su estilo de juego. También se reconoce “mañoso” y “hablador” adentro de la cancha.

Esa década del 90 en el ascenso lo llenó de experiencias. Viajes a entrenar en el “Fitito” del vecino de San Vicente Emiliano “Bachicha” Etcheverry, peleas con la hinchada de Claypole y ofrecimientos de dinero para “jugar para atrás” son algunas de sus historias. Mientras, trabajaba en la maderera Imperio.

Uno de los picos se dio en la temporada 1999, cuando Sportivo Barracas jugó como local en el predio del Club Deportivo San Vicente. Ese año también protagonizó un blooper al festejar un gol con una camiseta de la campaña electoral de Eduardo Duhalde como candidato a presidente.

En 2001 se retiró del fútbol de AFA pero siguió jugando libre en equipos del Argentino A y Argentino B. “Te llamaban para cada partido y se ganaba buena plata”, recuerda. A los 34 dejó esas competencias. En los últimos años, siguió en el fútbol intercountry en El Paraíso, Fincas de San Vicente y ahora en San Eliseo, junto al ex Boca Claudio Morel Rodríguez.

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Como árbitro, dice que le conoce

Como árbitro, dice que le conoce "todas las mañas" a los jugadores.

En paralelo, desde 2009 que es árbitro. No le hace asco a dirigir nada: campeonatos relámpago, fútbol femenino, de cancha de 5. “Haber jugado me da mucha ventaja porque sé todas las picardías de los jugadores. Corro mucho y no permito que se falten el respeto entre rivales ni entre compañeros”, dice.

Casado y padre de cinco hijos, también usa un enfoque similar para su trabajo como inspector de tránsito del Municipio, que ejerce desde hace tres años. “Trato de enseñarle a la gente. Muchos se creen que esto es un pueblo y pueden hacer cualquier cosa total no pasa nada. Pero San Vicente ahora es una ciudad y si no nos respetamos es un caos”, refleja. Y agrega entre risas: “Y cuando uno hace muchas veces las cosas mal voy y le saco amarilla”.

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