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Santiago Lapine, el payador de Alejandro Korn que enseña a construir casas con barro en un libro en verso

Santiago Lapine es de Alejandro Korn y trabaja como "bio constructor". También es músico y tocaba en el subte. Compuso la originalísima "Milonga del barro", en la que enseña los secretos del adobe al modo del Martín Fierro.

Escultor, constructor de casas con barro, payador, escritor. Por todas esas facetas pasa el artista Santiago Lapine, un vecino de Alejandro Korn de 38 años que tiene el oficio de “bio constructor”, y que sorprende con obras originales tanto en la escultura como en las letras.

Lapine vive en el barrio La Pradera, a seis cuadras de la Ruta 210. Cuando hace 14 años llegó junto a su familia para construir su casa con material de adobe eso era el campo. Hoy, rodeado de vecinos, busca la tranquilidad para trabajar en su taller de escultura, donde también, guitarra en mano, compone. Y de esa búsqueda salió una obra originalísima, única: “Milonga del barro”, un libro escrito en versos al estilo del Martín Fierro en el que sintetiza su mirada sobre la construcción sustentable y transmite sus saberes en el tema.

Santiago Lapine, el payador y escultor que enseña a construir casas con barro en un libro en verso

Es una suerte de tutorial de Youtube, pero al estilo de los bardos griegos de hace tres mil años. Entre sus rimas, Santiago aporta fundamentos para elegir la bio construcción por sobre la de concreto, reivindica la herencia de los pueblos originarios y sus ranchos, enseña a hacer techos vivos y hasta habla con humor de los baños secos en las casas de barro.

“Esto arrancó como una milonga de 45 minutos, en el tiempo en el que estaba haciendo mi casa, con mi familia, y en comunidad con otra gente que estaba haciendo su casa y que me contrataba para ayudarlos”, contó ante El Diario Sur Lapine, quien tomó diferentes cursos para perfeccionarse en la bioconstrucción y hoy trabaja como contratista. Del libro se hicieron tres ediciones de 200 ejemplares, y fue presentado en diferentes espacios culturales del país. “Me pasó con gente que leyó el libro y que me buscó para que le hiciera la casa”, agregó.

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Santiago y su libro Milonga del barro.

Santiago y su libro Milonga del barro.

En su trabajo como bio constructor, Lapine ya entregó siete viviendas llave en mano. Los clientes son familias que comparten su misma mirada ecológica y buscan tener una casa sustentable. El metro cuadrado construido puede tener un valor de 400 dólares “con alta prestación”, pero también se pueden reducir los costos.

“Yo estoy al servicio de lo que el cliente quiera. Mi misión es que los muros se hagan en adobe siempre que se pueda, y también el techo vivo. Mi tarea es reducir el uso de concreto, que es desmedido y está desbalanceando el planeta. Si yo hiciera todas las casas del mundo, se utilizarían el 10% de los ladrillos, la arena y el cemento que se usan actualmente”, marcó.

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Una casa construida por el vecino de Alejandro Korn.

Una casa construida por el vecino de Alejandro Korn.

El camino de Lapine como constructor empezó por su necesidad de tener una casa para su familia –tiene 5 hijos- y luego derivó en una actividad formal. Pero su primer oficio es el de escultor. Nacido en Turdera, se formó como aprendiz en el taller del reconocido escultor Omar Estela. Integrando su equipo, trabajó, por ejemplo, en la histórica remoción del monumento a Cristóbal Colón que se ubicaba detrás de la Casa Rosada, en 2014.

Ahora, en su taller de Alejandro Korn, Lapine trabaja sus propias esculturas. Se destaca un busto de Lionel Messi, que hizo por encargo, y otros homenajes a payadores icónicos de la Argentina. Ese arte, el de la payada, lo perfeccionó en San Vicente de la mano de David Tokar.

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Las esculturas de Santiago Lapine en su taller en Alejandro Korn.

Las esculturas de Santiago Lapine en su taller en Alejandro Korn.

“La música es mi cable a tierra y yo hago música desde los diez años”, describe Lapine, que integró bandas de rock en su adolescencia y juventud y luego empezó a experimentar con el folklore. También trabajó como artista en el Subte de Buenos Aires, donde tocaba la quena por colaboraciones a voluntad. “La experiencia de trabajar en la calle es tremenda. Pasan cosas peligrosas y hermosas todo el tiempo. Desde gente que te agradece emocionada a gente te quiere robar. Hacía muy buena plata trabajando solo tres horas por día, pero era agotador”, rememora.

Ahora, lejos del tufo y la oscuridad asfixiante de la línea C, bajo el sol que brilla en la zona más pampeana de Alejandro Korn, Santiago “investiga” técnicas de escultura y anota versos en su cuaderno. “El arte es un vehículo para entender el medioambiente”, define.

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