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El vecino de San Vicente que llegó a la Copa América de Paravoley: la historia de Ezequiel Irustia

Ezequiel Irustia es vecino de San Vicente y se destaca en el vóley adaptado para personas sin movilidad. Representa a la Argentina en el mundo.

La selección argentina masculina de paravóley finalizó en el cuarto puesto en la primera edición de la Copa América de la disciplina, disputada del 24 al 31 de agosto en Curitiba, Brasil. En diálogo con El Diario del Sur, Ezequiel Irustia, vecino de San Vicente de 30 años, repasó su recorrido en la disciplina.

“Hace tres años y medio tuve un accidente, y después conocí el deporte. Me enganché y desde entonces no lo solté”, relató el jugador, que hoy es parte tanto de la Liga Nacional como de la Selección Argentina.

Su carrera comenzó en el Club Oeste de Caballito, donde salió campeón en la temporada 2023-2024. En 2025 abrió un nuevo espacio junto con la Municipalidad de San Vicente, que apostó fuertemente al deporte adaptado. “Formamos el equipo San Vicente y ya estamos compitiendo en la Liga Nacional, que se juega una vez por mes en distintas sedes del país”, explicó.

“En la Liga Nacional juegan varios equipos: San Vicente, Club Oeste de Caballito, Quilmes, Tortuguitas, José C. Paz, Hurlingham, además de representativos de Chaco, Córdoba y Santa Fe. Una vez por mes nos juntamos en una sede, hacemos un todos contra todos y, según la posición, sumamos puntos para la tabla anual.”

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Ezequiel Irustia, jugador de San Vicente

Ezequiel Irustia, jugador de San Vicente

Además de representar a San Vicente, también viste la camiseta albiceleste. Con la Selección participó en los Panamericanos de Denver en mayo, donde finalizaron cuartos. Luego, en la Paracopa SESC de Curitiba, el 3º Torneo Mundial militar de voleibol sentado, el equipo obtuvo la medalla de bronce. Semanas más tarde, en la Copa América disputada nuevamente en Curitiba, Argentina terminó en la cuarta posición tras caer en el cruce por el tercer puesto frente a Venezuela.

El conjunto masculino, dirigido por Mariano Montivero, formó parte de la primera Copa América de Paravóley. Irustia describió su experiencia como “excelente” y recordó que siempre que viajan a Brasil son recibidos de manera profesional: “Ya he estado en las copas militares anteriores, también trajimos bronce y se hace todo en Curitiba, en un estado que entiende y apoya mucho el deporte adaptado. La organización es impecable y la cancha, hermosa.”

Sobre lo que le dejó esta participación de cara a futuras competencias, Irustia destacó la importancia de la experiencia internacional. “Todos dejan enseñanzas. Te cruzás con grandísimos jugadores, sobre todo en Brasil, que es el único equipo sudamericano que vive de este deporte. Tienen mucho potencial y experiencia, y eso uno lo pone después en práctica en la liga y en la selección. Deja muchísimo a favor.”

Consultado sobre el nivel del paravóley argentino frente a Brasil, remarcó la diferencia en inversión y preparación: “Nosotros recibimos una beca deportiva de la Secretaría de Deporte, que es de mucha ayuda, pero cuando viajamos, la parte aérea la cubrimos nosotros. Lo demás, como hospedaje, lo cubre quien organiza los torneos. A veces viajamos hasta en autos, un viaje terrible, pero lo hacemos. La Asociación de Paravóley ayuda mucho y el deporte ha crecido muchísimo en Argentina.”

Cuando se le pregunta por qué eligió el vóley sentado y no otro deporte, Ezequiel Irustia no duda en responder con honestidad: “Nunca lo jugué más que en el colegio, pero siempre me llamó la atención. Después del accidente, en el vóley encontré sensaciones similares a las del fútbol: el pase, la defensa, el contacto con la pelota, buscar el hueco, darle potencia. Es como trasladar lo que hacía con los pies al juego con las manos. Eso me llevó a quedarme definitivamente en el deporte.”

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Argentina durante su participación en la Copa América

Argentina durante su participación en la Copa América

Argentina en la Copa América

En la primera Copa América de paravóley, el equipo argentino masculino inició su participación con una sólida victoria sobre Venezuela (3-0) y luego repitió el triunfo frente a Costa Rica (3-0). Sin embargo, la competencia se volvió más intensa cuando, en un mismo día, debieron enfrentar a Colombia y Brasil, cayendo 3-1 y 3-0 respectivamente.

A pesar de las derrotas, el equipo ya estaba clasificado para la semifinal gracias a los dos primeros triunfos, lo que permitió al cuerpo técnico rotar a los jugadores más exigidos. “Habíamos trabajado mucho para ganarle a Colombia en la semifinal y llegar a una posible final con Brasil. No se nos dio, se nos escapó muy poco. Perdimos 3-1, cerraron ese set 25-23, detalles mínimos que nos jugaron en contra”, explicó Irustia.

El partido por el tercer puesto frente a Venezuela también se escapó: “Lo perdimos 3-2 en el break. Dolió mucho porque se nos escapó la medalla de bronce de la primera Copa América. Pero traemos muchísima experiencia y conocimiento de juego”, señaló el jugador.

Irustia destacó además el aprendizaje que le dejó la competencia: “Observo mucho a otros jugadores, no importa la posición: la defensa, el armado, el ataque, el bloqueo. Todo suma y después de estos torneos sos otro jugador. Vengo de los Panamericanos de mayo, donde también traje muchísima información jugando contra Estados Unidos, Brasil y Canadá, que son potencias mundiales y siempre clasifican para los olímpicos.”

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Argentina durante su participación en la Copa América

Argentina durante su participación en la Copa América

Vóley sentado en Argentina: la importancia del apoyo y la visibilidad

Sobre la visibilidad del vóley sentado, Ezequiel Irustia destacó que el apoyo institucional y mediático es clave para que la disciplina siga creciendo. “Apoyo, apoyo, apoyo… El apoyo del Estado y la visibilización de parte de los medios nos ayudaría mucho. Esto puede captar a un jugador o jugadora; también está la selección femenina y las juveniles. El deporte está super avanzado y, junto con el básquet adaptado, es uno de los más fuertes en Argentina. Incluso la natación adaptada tiene mucho nivel, pero dentro de los deportes de equipo, creo que estamos entre los más sólidos”, explicó.

Irustia comparó los entrenamientos locales con los de Brasil: “Ellos entrenan dos veces por día toda la semana. Nosotros quizás nos juntamos una vez al mes en el CeNARD, durante tres o cuatro días. Después, los que estamos en Buenos Aires entrenamos en clubes, y quienes están en el interior se suman solo a las concentraciones de la selección. Aun así, estamos logrando cierto respeto a nivel sudamericano.”

Irustia subrayó la importancia del trabajo conjunto para lograr que más personas conozcan el paravóley: “Todo esto es gracias al esfuerzo de la comisión de vóley, de los entrenadores y de los jugadores que buscamos talentos. A mí me toca ir a la ortopedia; si veo a alguien con ganas de probar, le paso el contacto. Algunos dicen ‘sí, dale’, otros no están interesados o ya practican otro deporte. Pero incluso en lugares como la plaza me ha pasado: veo a un joven amputado, alto, con ganas, y le digo ‘che, vení, querés hacer deporte’. Ese es el trabajo que hace que el vóley crezca.”

La presidencia de la comisión de paravóley está a cargo de Hugo Conte, quien ha tenido un papel clave en la visibilización del deporte. Según Irustia, Conte ha ayudado significativamente a conseguir patrocinadores y a dar mayor difusión al vóley sentado, fortaleciendo su desarrollo.

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Ezequiel Irustia durante su paso por la Copa

Ezequiel Irustia durante su paso por la Copa

Irustia: resiliencia y paravóley en Argentina

Ezequiel Irustia describe su historia como un camino de superación y aprendizaje. “Yo iba caminando y una persona alcoholizada me chocó. Esto fue en agosto del 2022 y a raíz de eso perdí ambas piernas. Una por debajo de la rodilla y otra por arriba de la rodilla. Ese fue mi accidente”, relató. A los meses encontró el paravóley: “Yo estaba internado en la clínica de rehabilitación de Basilea y la nutricionista de ahí es la de la selección argentina. Fue como una aguja en un pajar, algo hermoso encontrar una persona así… y me ofreció el deporte”, agregó.

Desde ese primer contacto, Irustia comenzó a entrenar: “Mi accidente fue en agosto y arranqué el deporte en noviembre. Ahí me quedé y para siempre en el deporte.” Para él, el paravóley no solo significó competencia, sino también una parte fundamental de su rehabilitación: “Gran parte de mi rehabilitación fueron los chicos de vóley. Me enseñaron a desenvolverme en mi vida diaria, cómo manejarme sin prótesis, cómo cuidar mis muñones. Hoy puedo hacer todo: subir escaleras, pintar, manejar mi vida diaria. Todo eso me lo enseñaron ellos.”

Finalmente, Irustia quiso enviar un mensaje a quienes recién comienzan o dudan en sumarse al paravóley: “No todo está perdido. El deporte es un salvavidas, no importa cuál. Rodearse de gente que ya pasó por esto ayuda muchísimo. Podemos hacer todo y la vida sigue. Invitó a los chicos a que se sumen, hagan deporte y se rodeen de quienes tienen experiencia; eso es fundamental.”

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