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María Eugenia, la enfermera de Almirante Brown que cuidó a Evita en su último día de vida

María Eugenia Álvarez tenía 23 años cuando tuvo la responsabilidad de cuidar a una de las personalidades más importantes de la política argentina.

El 26 de julio de 1952 no fue una fecha más en Argentina. Aquel día se escribió uno de los momentos más trágicos de la historia del país: el fallecimiento de la primera dama Eva Perón, más conocida como Evita. Con apenas 33 años, la política falleció a raíz de un cáncer de útero que la aquejó por varios años.

En sus últimos días de vida estuvo acompañada por aquellas personas más cercanas y de confianza. Entre ellas, se encontraba María Eugenia Álvarez, vecina de Glew, quien con 23 años, se convirtió en enfermera de la pareja del entonces presidente Juan Domingo Perón.

Oriunda de Gobernador Castro, provincia de Santa Fe, comenzó a estudiar enfermería cuando su hermana tuvo que ser operada del apéndice en el Hospital Rivadavia. La labor de las enfermeras llamó su atención, y con apenas 17 años se recibió para comenzar a trabajar.

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Su profesión la llevó a formar parte de un equipo de apoyo humanitario que viajó a varios países como Perú, Colombia y Venezuela brindando ayuda social y médica. En uno de esos viajes conoció a Eva Perón, quien estrechó su mano para agradecer su labor.

Aquel saludo dio comienzo a una relación, que en 1950 se haría mucho más cercana. Ella trabajaba en el Hospital Rivadavia, cuando el director del establecimiento le encomendó una difícil tarea: cuidar la salud de la primera dama, una de las mujeres más importantes y queridas.

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“Me llamó un día y me dijo ‘mañana te uniformas correctamente que te van a venir a buscar para llevarte al instituto del diagnóstico, donde tendrás que cuidar a la esposa del Sr. Presidente de nuestra República”, relató María Eugenia Álvarez hace un tiempo.

Durante el tiempo que estuvo a su lado, la vecina de Glew pudo conocer en profundidad a la persona detrás de la política, su historia, como también ser espectadora de uno de los hechos históricos de la Argentina: el momento en que Evita emitió el primer voto femenino.

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Los días pasaron, y pese a que el cáncer avanzó sin freno por el cuerpo de Eva Perón, Álvarez nunca dejó de hacer su labor para cuidarla. Tras dos años compartiendo sus días con ella, llegó aquel fatídico 26 de julio.

“Ya falta poco María Eugenia”, le dijo la primera dama, mientras la acompañaba para ir al baño. Momentos después, a las 20:25, la enfermera le pidió al médico que anote la hora del deceso. “Yo le cerré los ojos”, aseguró muchos años después.

“Estuve con ella lo más que pude. El cáncer no le daba tregua, y aun así era una mujer fuerte, especial, con una gran tolerancia al dolor y que en su lecho de muerte aún se preguntaba quien atendería a los niños, a los ancianos, a los pobres”, destacó la vecina de Glew sobre Evita.

A lo largo de los años, María Eugenia Álvarez recibió varias distinciones por su labor: en el 2014, el Parlamento Mundial Para La Seguridad y la Paz le entregó el premio a la excelencia en representación de todos los enfermeros y enfermeras, y en el 2019 el Concejo Deliberante de Almirante Brown la declaró Personalidad Destacada.

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