Un joven de San Vicente fanático de Racing fue caminando hasta Paraguay para acompañar a su equipo en la final de la Copa Sudamericana que se disputará este sábado. Su nombre es Thomas Sáavedra, y en el camino recibió la ayuda de automovilistas y camioneros que lo fueron acercando hasta Asunción. Además, le regalaron una entrada para alentar a La Academia ante Cruzeiro, y su emotiva reacción se volvió viral.
Fue de San Vicente a Paraguay caminando para ver a Racing en la final de la Copa Sudamericana
Un joven de San Vicente logró llegar a Asunción luego de una travesía. Su emoción cuando le regalaron la entrada para la final.
“Yo trabajo con Pedidos Ya. Así que agarré mi mochila de trabajo, la llené de ropa, y salí caminando, con un cartel en la espalda que decía Paraguay. Y mucha gente fue frenando y me iba acercando”, contó ante El Diario Sur Thomas, que tiene 26 años y actualmente vive en Burzaco.
Su aventura comenzó el 12 de noviembre al mediodía, cuando salió desde San Vicente, luego de despedirse de su familia, cargando un equipaje de 30 kilos sobre su espalda y con unos pocos pesos. Sin carpa, la primera noche durmió en una estación de servicio cerca de Campana. Y así siguieron varias noches en paradas de colectivos y terminales. La ruta lo llevó hasta Rosario y luego hasta el norte de Santa Fe.
“Después de cuatro días, en un pueblo se me acercó un camionero que me vio caminando, charlamos, y me dijo que estaba de suerte, que él iba para Paraguay. Así que crucé la frontera con él y me dejó en una parada de colectivo a una hora de Asunción”, revivió Thomas, a quien sus compañeros repartidores apodan “Piojo”.
En Paraguay, su sueño se siguió abriendo camino gracias a la solidaridad académica. La gente de la filial de Racing en tierra guaraní le hizo “el aguante” con un alojamiento. Este miércoles, cuando se acercó al hotel a recibir al equipo, en el marco de una nota para ESPN le regalaron una entrada. Su llanto conmovió a millones de argentinos que comparten ese sentimiento inexplicable que genera el fútbol.
“Yo vine solamente a acompañar a Racing y a dormir en la calle si era necesario. Mi fanatismo viene de mi viejo, que desde que tengo uso de razón me llevó a la cancha y me contagió la pasión. Es algo que se metió adentro de mi corazón y nunca va a salir”, sostuvo.
Criado en el “barrio del Tanque” de San Vicente, Thomas estudió en la Escuela Técnica y en el Comercial. Ayudaba a su papá, que es marmolero, y luego trabajó en otros rubros, como el lavado de autos o el mantenimiento de espacios verdes. Ahora está instalado en Burzaco, con su esposa Belén y su hijo Máximo Tadeo, de cinco años.
“Trabajo en Pedidos Ya en la zona de Adrogué y Lomas. Arranqué con una bici pero me la robaron y tuve que empezar de nuevo. Gracias a mi hermana pude sacar a pagar una moto. Así que laburo para mi familia y para pagar la moto”, relató desde el “calor inaguantable” de la capital guaraní, con una convicción: que a su sueño todavía le quedan páginas por escribirse.
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