La vida de Abel Aguirre, un vecino de Longchamps, partido de Almirante Brown, de 33 años, está enmarcada por una constante lucha contra las adversidades. Nació en Lomas de Zamora y luego vivió en Rafael Calzada, donde habitó un hogar muy pobre.
"Me tiré a las vías pero una fuerza me sacó para atrás": el trapero de Brown al que la música lo salvó
Abel Aguirre, vecino de Almirante Brown de 33 años, logró superar una crisis. Hizo música cristiana y ahora incursiona en la fusión de diferentes ritmos.
Cuando tenía 15 años empezó a apasionarse por la música. Su papá participaba como percusionista en una banda de cumbia y le enseñó a tocar la batería. “Empecé a escuchar unos casettes con música de reggaetón y ahí me enamoré de esa música. Siempre estuve en el ámbito de la música urbana”, relató Abel, en diálogo con El Diario Sur.
En los años siguientes, el artista conformaría junto a su padre el dúo “Los Aleluyas”, en la que tocaban música popular, pero con temática cristiana. Sin embargo, allá por el año 2012, sus padres se separaron y empezó un largo calvario en la vida de Abel.
“Mi papá después de la separación cayó en drogas y en la delincuencia, y medio que me empujó a mí. No llegué a consumir, pero sí anduve con gente que distribuía. No era mi ambiente, no encontraba donde encajar”, describió Aguirre.
“En ese momento sentía que mi vida no avanzaba, que no era bueno para nada. Una madrugada fría de agosto de 2013 fui caminando hasta las vías en Rafael Calzada y esperé a que llegara un tren. Me tiré y sentí como que hubo una fuerza que me tiró hacia atrás”, finalizó el músico.
Luego de ello, inició su carrera musical que es, según las palabras de Abel, lo que le salvó la vida. Unos días después de intentar quitarse la vida, le llegó un llamado para que tocara en un evento en Chubut, que el cantante tomó como una señal para enderezar el rumbo.
“Fue una experiencia muy linda. Estuve alojado en el mismo hotel que Fito Paez”, destacó el artista. Al tiempo que agregó: “pude cantar 6 canciones y me empecé a dar a conocer”.
Ahora Aguirre quiere ayudar a quienes están pasando un mal momento a través de sus canciones. “Si me hubiera matado no estaría viviendo esta aventura con la música, disfrutando a mi hija, que ya tiene 5 años. Mi mamá me estaría llevando flores al cementerio”, reconoció el cantante.
Música urbana con un mensaje esperanzador
Apenas dos años después de su intento de suicidio, en el año 2015, Abel Aguirre conoció a cuatro jóvenes en la iglesia evangélica que frecuentaba. Con ellos conformó la banda “La Potencia Real”, la fuerza interior que nos acompaña y nos impulsa a seguir, según las palabras de Abel.
El grupo ya tiene tres discos lanzados: “Antiviral” (2017), “Invasión mundial” (2019) y “Fuego en mi boca” (2020), que se pueden escuchar íntegramente a través de YouTube y Spotify.
“La Potencia Real” aborda la música como producto de la fusión de diferentes géneros musicales como el rock o la cumbia con lo urbano, especialmente trap. Las temáticas de las canciones abordan temáticas como la violencia, las adicciones o la delincuencia. “Siempre llevamos un mensaje de fe, de aliento y de esperanza para quienes nos escuchan”, destacó Aguirre, en contacto con El Diario Sur.