Docentes y estudiantes del partido de Almirante Brown se unieron con un objetivo solidario: la construcción de una silla de ruedas especial para que las personas con discapacidad puedan practicar fútbol adaptado u otros deportes. El prototipo, que se ajusta al usuario, se maneja con un joystick y permite girar con mayor facilidad.
Escuelas de Almirante Brown trabajan en la construcción de sillas especiales para deporte adaptado
Se trata de dos centros de formación profesional y dos escuelas técnicas que están terminando el proyecto para entregarlo a una asociación de fútbol adaptado.
Todo comenzó cuando Raúl, uno de los alumnos del Centro de Formación Profesional (CFP) 404 de Rafael Calzada planteó en clase que estaba estudiando el curso de soldadura que se dicta allí para poder llevar a cabo su mayor deseo: construirle una silla de ruedas especial para que su hijo Mauro, que sufre una discapacidad motora, pudiera comenzar a jugar fútbol adaptado.
“Después de esa conversación nos empezamos a juntar con diferentes docentes y empezamos a idear lo que era ese proyecto, los planos, el armado de la silla”, señaló Claudio Sánchez, instructor de Metalmecánica en el CFP 404, en diálogo con El Diario Sur. “La original se hace en Estados Unidos, cuesta 11.000 dólares allá y 25.000 dólares acá. Por eso armar esta silla es muy importante, para que puedan utilizarla todas las personas con discapacidad que quieran practicar fútbol adaptado o incluso otros deportes”, agregó el docente.
Actualmente en el proyecto trabajan más de 60 personas, entre estudiantes y docentes del CFP 403, la Técnica 1 de Longchamps, el CFP 404 y el Instituto Superior de Formación Técnica 232, ambos ubicados al lado del Parque Industrial de Burzaco. Entre los profesores está Mariela Olivera, instructora de diseño proyectual en el CFP 403 y una de las realizadoras de los planos del primer prototipo de la silla de ruedas.
La profesora comenzó por comentar que “es muy importante llevar a cabo este tipo de proyectos ya que se junta el hecho de poder aprender con el de ayudar a la gente, darle una mano”. Y relató que actualmente están trabajando en terminar la estructura de la silla, que es adaptada a cada usuario, y “lo que falta desarrollar es la parte electrónica, es decir, los motores y el comando”.
El proyecto de los docentes y los estudiantes es a largo plazo, ya que esperan que se extienda más allá de este año con el propósito de finalizar cuatro sillas con motor, que es el número de jugadores que tiene un equipo de fútbol adaptado, incluyendo al arquero. “Mauro pertenece a la Asociación Argentina de Fútbol sobre Sillas de Ruedas a Motor (AAFSM), que es un lugar y un espacio de contención donde se practica ese deporte. Todo depende si conseguimos una subvención para que podamos construir las sillas y que ya puedan quedar en la asociación para la persona que las necesite”.
Qué aportan cada una de las escuelas al proyecto
Cada una de los espacios educativos que participan del proyecto aportan algo que forma parte de su especialidad. Así, el CFP 404, que tiene una oferta académica que está enfocada en los cursos de oficios, participó en lo que tiene que ver con el armado de la estructura; el CFP 404, proporcionó los planos y la parte tecnológica; el ISFDT 232 trabajó en la seguridad de los aparatos mientras que la Técnica 1 con la construcción de la silla en general.
“Es muy importante destacar la labor de los Centros de Formación Profesional porque, como se ve, pueden hacer este tipo de proyectos y en general están invisibilizados”, concluyó Olivera. Al mismo tiempo que sostuvo que este tipo de establecimientos cuentan con cursos de oficios de todo tipo, gratuitos y con certificación oficial.
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