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Su obra social le niega un medicamento esencial para su hijo y se encadenó

Soledad continúa con el reclamo para que la obra social FATSA le entregue la droga necesaria para que su hijo pueda caminar. Ya se encadenó hace unos meses.

Soledad continúa con la lucha para que su hijo pueda volver a caminar. Esta mañana la mujer se encadenó en la puerta de la obra social FATSA, en reclamo por una medicación vital para Ignacio, su nene de 8 años, quien la necesita con extrema urgencia.

En junio de este año la mujer se había encadenado pidiendo que FATSA, perteneciente a los trabajadores de sanidad, le entregue una droga para que el pequeño pueda seguir con su tratamiento contra un reuma degenerativo, el cual no puede ser interrumpido. Desde la obra social resolvieron la entrega para ese mes, pero ahora los problemas volvieron y ella se hizo presente nuevamente con su reclamo.

"Estoy en la misma situación que antes. En junio me dio la medicación pero todos estos meses me estuvo poniendo obstáculos y excusas. Cuando no es la orden es que los médicos del Garrahan no sirven. Me mandaron a un reumatóloga de ellos, hizo la orden y dicen que tampoco sirve. La aplicación de la medicación era ayer", contó a El Diario Sur.

Ignacio, de 8 años, padece de una enfermedad degenerativa de los huesos.

Tras realizar todos los trámites necesarios para poder conseguir la droga, la mujer fue ayer a la sede de la obra social en Adrogué para retirarla. Sin embargo, la misma no estaba y no le dieron ninguna respuesta. Lo más grave es que la droga debía ser aplicada ayer, y si no la consigue hoy, la salud de su hijo podría empeorar.

"El tratamiento está funcionando, Nacho está super bien, pero no podemos suspenderlo. La obra social lo sabe, si se corta no se puede volver a empezar nunca más y no hay otra medicación", dijo preocupada Soledad.

Sobre el caso

La salud de Ignacio comenzó a empeorar en el verano, cuando empezó a tener una serie de síntomas. Soledad lo llevó al Hospital Garrahan, en donde estuvo 20 días internado, hasta que le detectaron que tenía artritis idiopática juvenil, que le afecta seriamente los huesos.

Para evitar que la enfermedad avance, el pequeño necesita de un medicamento biológico con el cual realiza un tratamiento. Al principio lo realizó sin problemas, pero todo cambió cuando debió cambiar de obra social en mayo de este año.

"La obra social me hizo traer todos los papeles, el certificado de discapacidad, las órdenes del Garrahan. Cuando vengo me dicen que las del otro hospital no sirven, que tengo que tener las de ellos, por lo que me derivan a una médica de ellos. Pero no era pediátrica, por lo que me hicieron perder tiempo", contó la mujer a El Diario Sur.

La orden médica indica que el tratamiento no puede ser interrumpido.

Los problemas no terminaron ahí. Comenzó una batalla contra el sistema burocrático, ya que le pedían que entregue papeles que luego se los desestimaban, hasta que finalmente, luego de recorrer varios lugares y hablar con los auditores de FATSA, logró que su pedido se encamine. Pero luego, volvieron los problemas.

"Me llamaron y me dijeron que no me van a cubrir la medicación porque desde la Central les dijeron que no porque Ignacio tiene PAMI. Él tiene esa obra social porque su papá murió en 2014 y la tenemos por la pensión, pero nunca la utilizó, su obra social es la de Sanidad".

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