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Canning: los gimnasios pudieron volver a abrir a la noche y se las ingenian para mantener los clientes

Tuvieron poca afluencia de gente por la ola de frío, pero apuntan a ofrecer nuevas propuestas y ampliar horarios para convocar a los vecinos de Canning

Los profes de Canning, encargados de mantener el estado físico de los vecinos, se ilusionan con volver a ver a sus clientes por la noche. En búsqueda de su voz, El Diario Sur recorrió gimnasios en la zona e indagó sobre cómo impactó la flexibilización de las restricciones en la extensión de sus jornadas laborales.

Alan Antúnez, más conocido como Inva, y creador de INVA Fitness, da clases en el Centro Deportivo Canning y vivió como pocos el revés de la pandemia. “Cuando pusieron las restricciones tuvimos unas bajas muy importantes de la gente, perdimos un 30% de los socios, más que nada porque muchos por trabajo solo podía asistir en los horarios más tardes, después de las 20 horas”, recuerda Alan, y reflexiona sobre la actualidad: “Al abrirse nuevamente, nuestro objetivo es conseguir que esa gente que dejó de venir, retome. Por ahora, no vimos un gran cambio, aunque la extensión horaria hizo que circule alguna que otra persona más”.

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Alan Antúnez, creador de Inva Fitness, una propuesta distinta en Canning y Monte Grande.

Alan Antúnez, creador de Inva Fitness, una propuesta distinta en Canning y Monte Grande.

“Imagino que a los gimnasios que son masivos o quienes trabajan con musculación les sirve mucho más porque puede dividir a las personas en todavía más horarios”, comenta Inva en diálogo con El Diario Sur, mientras se ilusiona con un retorno a la normalidad: “Ahora los municipios dejan trabajar adentro con un cupo limitado. Eso nos beneficia porque antes teníamos la posibilidad de dar clases afuera y con el frío la gente terminaba desertando. Supongo que cuando baje un poco frío vamos a tener el cupo máximo de gente como teníamos antes”.

Sobre Sargento Cabral, los socios de Catapumba Fitness también viven con alegría este pequeño gran paso para los gimnasios. Juan Pablo Herrera Villalain, uno de ellos, destacó la nueva jornada de entrenamiento diario que tiene el gimnasio. “Esta semana empezamos a trabajar desde las 7:30 y hasta las 21, aunque con un aforo del 30% para cuidar a las personas y evitar el amontonamiento en las clases. Dispusimos varias franjas horarias para dispersar a la gente”, comentó Juan Pablo, que amolda el centro según el clima y los protocolos: “Suele pasar que entre clase y clase los dos grupos se cruzan. En ese sentido, el frío ayuda porque la gente termina y se va rápido. Lo malo que tiene el frío es que acobarda y muchos a la noche todavía no vienen”.

Con sede principal en Lomas de Zamora y una reciente sucursal abierta en Lanús, el Catapumba Fitness de Canning lleva apenas dos meses de vida. Sin embargo, en ese corto tiempo ya sufrió varios idas y venidas de restricciones. Martín Valle, otro de los socios, recuerda los días en los que no pudieron dar clases bajo techo: “Cuando no pudimos entrenar adentro por protocolo, sacamos varios pisos de gomas y el césped artificial al estacionamiento, junto a las bicis y los remos”.

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Martín Valle y Juan Pablo Herrera Villalain, dos de los tres socios de la sucursal de Canning de la cadena de gimnasios Catapumba Fitness.

Martín Valle y Juan Pablo Herrera Villalain, dos de los tres socios de la sucursal de Canning de la cadena de gimnasios Catapumba Fitness.

Sobresalir ante la competencia

Varios de los gimnasios de Canning viven por los clientes de los countries de la zona. Muchos de ellos, sin embargo, tienen gimnasio propio. Por lo que, ante esa situación, los profesores deben ingeniárselas para ofrecer una propuesta diferente en sus clases. Para Alan Antúnez, de INVA Fitness, “la mayoría de los barrios no tienen gimnasios bien equipados y, de hecho, varios cerraron en el último tiempo”. Por otro lado, continúa, “la mayoría no ofrece una grilla completa de actividades o clases grupales que tienten al alumno. A veces la gente quiere ir con un amigo que vive por fuera del barrio también”.

En ese punto coincide Juan Pablo Herrera Villalain, de Catapumba Fitness, quien subrayó que “el ser humano necesita el contacto con la otra persona, sociabilizar y salir del ámbito de la rutina del día a día”, además de contar su historia personal: “Yo vivo en un barrio cerrado y teniendo la posibilidad de entrenar en casa, en plena pandemia no tenía ganas de ejercitar en soledad”. Su socio Martín Valle, por otro lado, contó las propuestas distintas que ellos ofrecen: “Tenemos muchas clases grupales. Damos crossfit, funcional, focus y focus woman, todos para un público específico”.

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