Una nueva tendencia comienza a gestarse de manera global en el golf y se ve en Canning: una mayor preferencia a caminar durante el juego que a utilizar los tradicionales carritos motorizados. Las razones van desde la necesidad de caminar como forma de hacer ejercicio hasta una idea generalizada que ayuda a reducir el estrés.
En Canning los carros de golf caen en desuso: ahora los jugadores prefieren caminar
Los tradicionales vehículos estuvieron prohibidos en 2020 para evitar contagios de coronavirus. Pero caminar se hizo costumbre entre los golfistas de Canning, que aprovechan los traslados para hacer ejercicio.
Caminar entre los distintos hoyos surgió como una obligación preventiva porque era parte del protocolo anti Covid-19 cuando la actividad se reanudó después de la cuarentena: los carritos estaban prohibidos. Pero ahora se convirtió en tendencia: los vehículos están disponibles para ser utilizados, pero los golfistas los rechazan.
“El tema de los carritos de golf, en muchas partes del mundo y en diferentes canchas también, es que de tee a tee, que es de donde se sale, hay mucha distancia. Entonces el carrito hace que sea más fluido el juego. Si vos tenes que caminar, hay un tee a 100 metros del otro, tenes que caminar mucho”, contó Damian Kohen, aficionado y vecino de El Sosiego, en dialogo con Diario Canning.
Las canchas deben estar preparadas para recibir a los carros, ya que se necesita una infraestructura mayor que permita la libre circulación: puentes amplios, calles pavimentadas, es decir, mayor inversión. El problema persiste en aquellas canchas donde se juegan de forma simultanea personas con carritos y otras que deciden caminar.
“Hay canchas donde se juega nada más con carrito. Se hace muy difícil si no. Es una complicación el tema de la gente que camina y gente que vaya con el carrito. Porque el tipo que va con el carro va mucho más rápido. Se arma despelote porque la gente se enoja, la persona que camina va mucho más lento”, explicó Kohen, quien lleva 45 años jugando al golf y prefiere caminar.
Esta nueva tendencia de caminar en lugar de usar el carrito, viene acompañada de la utilización de un “carro motorizado” que cumple la función de transportar los palos de golf y evitan el tedioso traslado durante largas distancias. Estos carros cuestan alrededor de los $140.000. Por otro lado, existen hace tiempo los carros manuales, que son mucho más económicos y rondan los $20.000.
El golfista de La Providencia Gucci Fernandez se refirió al costo que conllevan los carritos de golf si no son utilizados de manera frecuente y la imposibilidad de contar con vehículos propios. “Nosotros los carros los tercerizamos. Por varios motivos: primero porque el precio es en dólares y son caros -aproximadamente U$S 5.700-. Además de lo que es el mantenimiento y los repuestos son también muy caros para conseguir. Para amortizar el valor del carro necesitas 250 vueltas de golf al año”, aseguró. Y aclaró que es un número que en temporada alta -de septiembre a febrero- se puede lograr. El barrio cuenta con 10 carritos para alquilar y la jornada de 18 hoyos cuesta $1500 de lunes a viernes y los fines de semana, $2500.
Una vez que volvieron las actividades al aire libre, hubo un boom de socios en los clubes de golf. “Nosotros pasamos de tener 60 antes de la pandemia a tener 160 socios post pandemia. En un periodo de 2 o 3 meses”, calculó Gucci. Muchos vecinos se asociaron porque estaba prohibido jugar sin ser parte de un club. Esto generó una mayor concurrencia de jóvenes y adultos que decidieron probar suerte en este deporte.