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"Un viaje casi a Alaska": la experiencia de un vecino de Canning en el Mundial de Clubes siguiendo a River

Por Rubén Fridland, vecino de Canning. "Como siempre esa pasión futbolera y ese sentimiento rojo y blanco que llevamos en el alma empezó a gritar: ¡Hay que ir, hay que estar, hay que alentar!".

Empezó el mes de junio, y se acercaba el Mundial de Clubes, un evento que parecía lejísimos y se fue acercando rápidamente. Y como siempre esa pasión futbolera y ese sentimiento rojo y blanco que llevamos en el alma empezó a gritar: ¡Hay que ir, hay que estar, hay que alentar!

¡Y empezó el sueño! Jugamos el segundo partido en Los Ángeles, pero el primero y el tercero en Seattle. ¿Qué es eso, dónde queda?. ¡Y la respuesta de todos era CASI ALASKA!

¿Cómo Alaska? Y a la contra le tocó Miami, con 40 vuelos semanales directos y a nosotros casi en el Polo Norte ¡Qué injusticia! Y empezamos a armar, y nos dimos cuenta que el lejos era poco, pero no paramos, conseguimos las entradas y preguntamos cómo llegar. Y la respuesta fue no hay vuelos directos, con como mínimo dos escalas pero también con tres.

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La hinchada de River en el Mundial de Clubes.

La hinchada de River en el Mundial de Clubes.

Y seguimos con el sueño, y compramos los pasajes. Un viaje rápido: 7 horas a Panamá, 3 horas de escala, 7 horas hasta Los Ángeles. Y apareció algo mas: 4 horas de cambio de huso horario. Imaginá que en Argentina están almorzando y nosotros recién con el desayuno en la mesa. Tanto viaje y tanto cambio hizo que dormir sea casi un imposible, todo cambiado, todo al revés. El jet lag es un enemigo que gana todas las batallas.

Pero acá estamos, llegamos al segundo partido, caminando por calles que no son las nuestras, una sociedad donde se mezclan las señoras paquetas tomando el té en Rodeo Drive y señores bajando de autos increíbles, con pobreza extrema en la calle, con homeless por todos lados, mendigando una moneda o comida.

Y caminás y empezás a cruzarte con camisetas rojiblancas, la nuestra, la MAS GRANDE. Entonces aparece uno, aparece otro, nos miramos con esa mirada cómplice y nos decimos la famosa frase que se dijo en Japón, que se dijo en Madrid y que no para de repetirse en todos lugares del mundo donde juguemos, el ya famoso VAMOS RIVER.

Y faltan dos días para el segundo partido y empieza la organización del banderazo: dónde es, a qué hora, hay que ir con la garganta preparada, y gritar y alentar. Esos gritos de guerra que son aliento, pedido y hasta ruego a los jugadores que hay que dejar todo en la cancha porque nosotros dejamos mucho mas que todo para venir acá a alentar y a acompañar.

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De Canning a Seattle, la pasión por el fútbol y por River traspasa fronteras.

De Canning a Seattle, la pasión por el fútbol y por River traspasa fronteras.

Y llego el banderazo, y fuimos con nuestro hermoso grupo de amigos con una expectativa mayúscula, una alegría y una locura incomparable, para gritar alentar y soñar. Fue un momento único e imposible de expresar en palabras, había que estar allí.

Segunda parte: "¡Bajen la música!"

Y llegó el dia del segundo partido en Los Ángeles, y volvieron las preguntas: dónde queda la cancha, cómo vamos y la respuesta de siempre, lejos.

Vamos en transporte publico, decidimos que mejor no porque son dos horas de viaje. Vamos en auto, sí, pero hay que pagar el estacionamiento por la módica suma de 150 dólares. No hay opción, vamos por allí.

Largo camino, hermosa autopista, llegada a un enorme estacionamiento bien organizado y empezamos a encontrar a la gente, la hinchada, con su folklore tradicional, banderas, bombos y el picnic con chorizos, cumbia, fernet y birra, como si fuese la Figueroa Alcorta camino al Monumental.

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La pasión de la hinchada de River en destinos complicados para llegar en Estados Unidos.

La pasión de la hinchada de River en destinos complicados para llegar en Estados Unidos.

Entramos a la cancha, bien organizada, enorme todo, pero, muchachos, esto es futbol no es la NBA, cómo van a hacer ese ingreso tipo jugador de basket, ¡bajen la música!. No se puede escuchar nada, es más fuerte que 60.000 personas gritando. Hay un presentador que habla gritando y que quiere hacerse el gracioso cuando uno lo único que piensa es en los nervios del partido. Por favor para el mundial hay que darles un par de cursos gratuitos de lo que es el fútbol.

Aparte, no me hagan mirar un partido con la otra hinchada mezclados, ¿por qué no mandan unos para un lado y otros para el otro? Qué necesidad hay de aguantar a los rivales junto a vos, expliquen que cuándo la sangre corre caliente por las venas, no hay forma de parar al hincha argentino.

River, mejor la defensa, se intentó, casi se logra, pero para meter goles hay que tener delanteros y eso es lo que más falta.

Regreso a Los ángeles, con bronca pero con esperanza, vienen 4 horas de vuelo a Seattle, pero nunca mas vigente la canción que dice YO TE SIGO A TODAS PARTES, CADA VEZ TE QUIERO MÁS.

Rubén Fridland

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