Edinson Cavani es un futbolista uruguayo que hasta hace pocos meses jugaba en el Paris Saint German.
Cavani se fue a marzo
En su cuenta de Instagram, Cavani le respondió a un seguidor que lo felicitaba con un: "gracias negrito" que desató un tsunami. Había quedado en la mira de la asociación de fútbol que catalogó el comentario de "racista".
Alguno de mis amigos me juraban que una vez que venciera su contrato francés se pondría la camiseta de Boca: “¿no viste que siempre dice que su ídolo de chico era el “manteca” Martínez y que sueña con colgarse del alambrado como lo hacía él?”
Lo cierto es que su contrato galo terminó y el uruguayo hizo un vuelo más corto que el transatlántico, para cruzar el Canal de la Mancha e instalarse en la histórica (y modernísima) Manchester inglesa. Allí reinan (futbolísticamente hablando) el City de Guardiola y el Kun Agüero; y los “reds” del United. La cosa es que el charrúa se vistió finalmente de rojo. Su desembarco fue el de una estrella, con pomposa presentación incluida y promesa goleadora.
Y como los goleadores viven del gol, Cavani empezó a pagar apenas recién llegado cuando el 29 de noviembre gritó dos veces antes el Southampton. Horas más tarde volvió a su flamante casa británica y se entregó a uno de los pasatiempos preferidos de los deportistas de élite actuales: atender sus redes sociales. Que más que un hobbie son otra fuente de ingresos a medida que crecen sus seguidores y que las marcas empiezan a utilizarlos como mecanismos del marketing directo. El otro pasatiempo son los juegos en red, cuyo abanderado “mediático/deportivo” es el citado Kun Agüero desde su sillón de piloto de cohete espacial.
En su cuenta de Instagram, Cavani le respondió a un seguidor que lo felicitaba con un: “gracias negrito” que desató un tsunami. Inesperado para muchos de nosotros en América latina e incluso en otros países de Europa, pero inaceptable para la flema inglesa.
¿Qué pasó?, se preguntó aún incrédulo la mañana siguiente. “Pasó que cometiste un agravió imperdonable y te tenés que retractar”, le respondieron con vehemencia.
Casi sin entender, prendió un televisor y vio su imagen congelada en un recuadro de la pantalla en su lugar de sus corridas y definiciones goleadoras. Al tiempo una voz en off sentenciaba (y le aclaraba el oscuro panorama en el que sin querer estaba inmerso): “El futbolista del club Manchester United Edinson Cavani se disculpa por una publicación en redes sociales luego de que la Asociación Inglesa de Fútbol iniciara una investigación por presunto racismo ”.
¡¿Qué?!, exclamó. “¿Esto es joda?”
Su inocente "gracias, negrito" había quedado en la mira de la asociación de fútbol en el marco de su lucha contra la conducta ofensiva y discriminatoria, que catalogó el comentario de “racista” y le abrió un expediente disciplinario que terminó costándole días más tarde tres fechas (casi un mes sin competiciones locales) de suspensión.
Empezó entonces un debate internacional, a pesar que tan pronto como se le informó que su mensaje podría malinterpretarse, el futbolista lo borró de su perfil. Asimismo, aclaró que sus palabras pretendían ser "un saludo afectuoso a un amigo. Lo último que quería hacer era ofender a alguien. Me opongo completamente al racismo y eliminé el mensaje cuando se me explicó que se puede interpretar de otra manera. Me gustaría disculparme sinceramente por esto", aseguró el jugador.
Los Diablos Rojos creen que no hubo "absolutamente ninguna intención maliciosa" detrás de la expresión de Edinson y han manifestado que tanto el club como sus jugadores "están plenamente comprometidos con la lucha contra el racismo".
Aunque el término 'negrito' puede utilizarse con intención amistosa o cariñosa en diferentes regiones de Sudamérica, su empleo en el Reino Unido va en contra del reglamento y en este contexto, el máximo organismo del fútbol inglés actúa bajo la premisa de castigar todos y cada uno de los casos en que se use lenguaje discriminatorio.
“Negro”, “negrito”, “negra” o “negrita”, con la posibilidad de agregarle el posesivo “mi” o de apocoparlos como “negri”, son oídos en Uruguay o la Argentina como cariñosos, íntimos. A ningún inglés le importa.
No lo piensan así aún los propios colegas de Cavani, como Troy Deeney, que pidió una sanción más dura por su publicación "racista". "No creo que las tres fechas sean un castigo lo suficientemente severo, aseguró Deeney que además de solicitar una sanción más ejemplar, le pidió a la Federación que "eduque" al uruguayo, porque desde su punto de vista "no ha entendido las ramificaciones de sus palabras. Es necesario comprender que estas palabras lastiman a las personas. Cavani debe entender lo que es aceptable y lo que no en Gran Bretaña. Nunca está bien, no importa de qué manera se mire. Pero en ningún momento pensó (Cavani) ‘eso no está bien’, y eso es lo que me preocupó un poco".
Los choques de civilizaciones nos llevaron a guerras santas e indeseables conflictos internacionales.
En el caso “Cavani” se expone un nuevo choque, el de una sociedad élitista y cerrada, engreída y sorda, que no acepta las diferencias y obliga a los que se integran a comprar sus parámetros a sobre cerrado.
Caso contrario, te mandarán a educar.
Buena semana.