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Odiar es tomar veneno y esperar que le haga efecto al otro

La situación económica de miles de empresas y comercios, y la pérdida de fuentes laborales, se encuentran con el cuidado de la salud y la vida. Lo que se mide no se discute. Ni siquiera para los discutidores seriales, ni para los odiadores seriales.

La pandemia y la extensión de cuarentena en el AMBA fueron (una vez más) los temas preponderantes de la semana.

La situación económica de miles de empresas y comercios, y la pérdida de fuentes laborales, se encuentran con el cuidado de la salud y la vida.

El encierro puede afectarnos de distintos modos: recrudecieron algunas violencias intrafamiliares, subió el consumo de alcohol, se hicieron visibles patologías psicológicas, creció el encendido de televisores y el rating de canales de aire, aparecieron opinólogos y nuevos expertos en epidemiología y también las garras de los vivillos que quieren llevar agua para su molino, entre otros “síntomas”.

El ex presidente Macri rompió el silencio de su “larga cuarentena” en una conferencia virtual en la que consideró que el gobierno nacional estaba afectando las libertades individuales: “...no hay que confundir la pandemia con permitir que el gobierno avance sobre las libertades; la libertad de expresión, el funcionamiento de la justicia, la independencia de los poderes, la propiedad privada, pero lo que ha generado es una reacción monolítica y fuerte de la sociedad que se moviliza a expresarse contra estos abusos”.

Hablaba del banderazo convocado para el jueves donde se vivieron algunas situaciones inverosímiles y otras peligrosas, en el medio de algunos reclamos genuinos de quienes se ven más afectados por la economía que por la salud.

Llevamos meses “encerrados” y habría que preguntarse por qué...

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Esta señora desmiente al mundo. Más 12.238.000 personas contagiadas y más de 554.000 muertos en todo el mundo son para ella una ficción, o un invento de gobierno argentino. Estados Unidos, que supera los 3.118.000 contagiados y más de 133.000 muertos, es seguido por Brasil con 1.775.700 contagiados y 69.254 muertos. Los dos países con peores estadísticas del mundo son “casualmente” los países cuyos presidentes “ningunearon” al COVID-19. Mientras Bolsonaro afirma que se trata de una “gripecita”, Trump mandó a los norteamericanos a beber desinfectantes (en base a cloro o lavandina) para “matar” al virus (ocurrencia que terminó con ciudadanos estadounidenses internados por intoxicación).

En la Argentina hay poco más de 90.000 contagiados y cerca de 1800 muertos. Esto confirma que la cuarentena funciona, a pesar de “afectar” las libertades individuales según Macri, que pos banderazo publicó la siguiente foto con una sola palabra: “libres”.

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El expresidente eligió una foto de archivo, de otro tiempo y de otro mundo, donde no existían los barbijos ni la distancia social. Como también elige hacer de esta situación una alternativa política que fortalezca la grieta que no creó, pero sí fortaleció buscando beneficio propio. Aquella jugada le salió mal, pero parece no haber aprendido porque le tensión que generan sus palabras producen solo más odio.

Como el de los señores que decidieron romper el móvil de C5N. Como el del señor de la foto que (sin barbijo y después de haber roto la ventana de la camioneta) amenaza: “vas a empezar a tener miedo”. Esta situación me recordó un spot televisivo de TyC Sport que replicaba un cántico de la cancha de Boca: “gallina vigilante, te vamos a matar”. El locutor en off cerraba con: “cuando vos cantás ´te vamos a matar´, ellos van y matan”.

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Lo que siguió fue una catarata de solidaridades y condenas que parecen ser siempre más corporativas y oportunistas que genuinas. Cuando sembrás tormentas cosechás tempestades.

El coronavirus va camino a cumplir un año y el mundo solo encontró tres respuestas para combatirlo (mientras llega la vacuna): prevención, aislamiento y control de contactos de los ya infectados. No hay mucho más misterio. Prevenir es distancia social e higiene, aislamiento es hisopados y análisis de laboratorio y control de contactos es clave para limitar la expansión del virus.

El resto es fortalecer los sistemas de salud para los casos en los que el virus avanza comprometiendo sistemas respiratorios y renales. Hasta que llegue la vacuna, se trata de esto. Una situación que no solo afecta las libertades, sino que llegó para cambiarnos para siempre. Prueba de ello son las ciudades españolas que se abrieron al turismo de verano y ya tuvieron que cerrar y aislarse ante el crecimiento de casos (incluso en localidades donde no había habido registros de COVID 19).

Veamos la evolución de las famosas curvas en nuestro país

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Desde el 3 de marzo hasta mediados de mayo mostraba un achatamiento que: a) demoró el pico y b) permitió equiparse a los efectores de salud.

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La pérdida de vidas humanas en la Argentina se refleja de modo similar al de los contagios con una variante que hace a nuestro país mejorar notablemente las estadísticas de la tasa de letalidad.

Esto se da a partir de analizar y traducir en porcentajes a las muertes respecto de los contagiados confirmados. El peor porcentaje se ya en Yemen (26.62%), seguido por Francia (17.62%), Bélgica (15.72%), Reino Unido (15.45%), Italia (14.39%), Hungría (14%), Holanda (12.07%), México (11.88%), España (11.22%). ¿Argentina? Ocupa el puesto 96 con 1.93%.

Lo que se mide no se discute. Ni siquiera para los discutidores seriales, ni para los odiadores seriales.

Buena semana.

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