Durante todo el siglo XX, el periodismo cumplió un rol fundamental en las democracias occidentales. El sistema de división de poderes, en el que los estamentos legislativo, judicial y ejecutivo buscan un equilibro que les permita gobernar, delegaba en el periodismo el famoso “cuarto poder”.
Las nuevas generaciones y las noticias
Por Francisco Monzón (@flmonzon).
La capacidad de informar y de formar opinión posicionaba a los medios como “fiscales” de la república, ya que velaban por el correcto accionar de las instituciones y de sus funcionarios.
Como en tantos otros ámbitos, la aparición de internet lo cambió todo. El ecosistema mediático lleva décadas adaptándose a las nuevas reglas de juego, pero hay una barrera que, por más estrategias que apliquen, aún no logran sortear: cómo se vinculan las nuevas generaciones con las noticias.
Según el último informe del Reuters Institute la brecha generacional es creciente. Los jóvenes entre 18 y 24 años prefieren informarse en redes sociales y video (44%), mientras que los mayores de 55 años siguen optando por sitios web y la TV.
Algunas de las conclusiones del estudio son impactantes. La más importante, tal vez, sea que el formato video se impone sobre todos los demás. Pero no cualquier video: hablamos del formato vertical, propio de los Reels de Instagram o de TikTok, que en promedio dura menos de 1 minuto.
Otro cambio cultural importante tiene que ver con la forma en cómo accedemos a las noticias. Antes, con los medios tradicionales, los ciudadanos armaban un menú de fuentes a partir de la confiabilidad y la afinidad ideológica. La estrategia era ir “en busca” de las noticias. Hoy, la tendencia es que las noticias “nos lleguen”. Pasamos de la búsqueda activa a la pasividad inducida por el algoritmo.
Este cambio también impacta en la calidad informativa. El periodismo clásico se basaba en narrar los hechos respondiendo a las cinco preguntas clave: qué, quién, cuándo, dónde y cómo. Ese relato pasaba por la validación de un editor responsable y contaba con el respaldo institucional del medio que lo ponía en circulación. Actualmente, muchos de los videos informativos llegan cargados de opinión o editorialización, apelando más a la emoción que al análisis. Son contenidos presentados por rostros o voces aleatorias, difíciles de identificar, sin saber con claridad qué intereses representan.
De las audiencias masivas pasamos a comunidades de nicho, unidas por afinidades temáticas. De las redacciones profesionales, donde un editor jerarquizaba la información, a un universo de creadores de contenido que —en su mayoría sin retribución económica— inundan el ciberespacio. Como diría Discépolo, conviven la Biblia y el calefón: da lo mismo una crónica sobre civiles bajo bombardeos que una receta milagrosa para bajar cinco kilos en una semana.
El Digital News Report 2025 de Reuters no trae muchas buenas noticias. El uso de redes sociales y del video como fuente primaria de información crece en todos los segmentos de edad, incluso en la franja de 45 a 54 y los de 54 o más. En paralelo, los sitios de noticias pierden llegada en casi todas las franjas, con caídas de entre 6 y 9 puntos porcentuales.
En Argentina, el uso de redes sociales para informarse se mantiene estable respecto del año pasado: seis de cada diez personas las utilizan como fuente principal. Casi el 40% consulta Facebook y un 35% Instagram. WhatsApp muestra un leve descenso y X, comparativamente más politizada, es usada como fuente por apenas el 12%.
Las teorías clásicas de la comunicación en EEUU ya alertaban sobre el riesgo de que un ciudadano, por el simple hecho de consumir noticias, creyera estar participando activamente en los asuntos públicos. Hoy, frente al bombardeo informativo, las fake news, las burbujas de sentido y el exceso de editorialización, el panorama es aún más preocupante.
Especialmente si pensamos en la formación ciudadana de quienes hoy son adolescentes y dentro de 30 años van a estar al frente de las decisiones del país. ¿Qué tipo de vínculo con la realidad podrán construir si no cuentan con fuentes de información confiables?