La historia de la chacra “La Isolina” es tan extensa como la de la propia ciudad de Monte Grande. La casona que nació a fines del Siglo XIX y el parque que la rodea cambiarán definitivamente su aspecto debido a que en parte de su extensión se llevará a cabo un desarrollo urbanístico.
La historia de "La Isolina", una chacra emblemática de Monte Grande que ahora será en parte loteada
A finales del siglo XIX se erigió una casona con estilo de castillo que luego quedó en medio de Monte Grande. Ahora, se loteará un sector del parque.
La antigua chacra fue fundada por Pedro Blas Arocena, quien compró una extensión de tierra en los alrededores del entonces flamante pueblo de Monte Grande, fundado en 1889. Allí erigió una elegante casona con reminiscencias de castillo, que encargó al prestigioso constructor italiano Ferruccio Togneri, según cuenta Aníbal Cichero Pitré en su libro “Monte Grande, en mis recuerdos y vivencias”.
Arocena integró en 1896 la primera comisión de vecinos que propiciaba la creación de un nuevo municipio que, con cabecera en Monte Grande, dejara de depender del partido de Lomas de Zamora. También integraba esa institución como tesorero el vecino notable Herminio Constanzó, quien adquirió la chacra por aquellos días.
Constanzó, quien luego fuera el primer intendente del partido de Esteban Echeverría, vivió durante muchos años en la elegante casona, que hoy es una reliquia de la arquitectura de Monte Grande. Quedaron como testigos de los primeros tiempos la tranquera que sirve de entrada y el camino rodeado de casuarinas que conduce tras unos metros a la vivienda más que centenaria.
También se conservan un poco más alejadas las dependencias de servicio, la casa de los caseros, los galpones de la chacra, así como su tradicional molino de viento, que en su momento sirvió para darles agua a los habitantes del emblemático predio.
“La Isolina” pasó unos años después a manos de María Elena Ledesma Arocena, unas de las damas más destacadas de los primeros años de Monte Grande, quien estaba casada con el juez de la Nación Dimas González Gowland.
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A partir de allí, la que fuera una de las chacras más distinguidas de la zona quedó en medio del crecimiento del tejido urbano de la ciudad. Luego del desprendimiento de una parte de la chacra para un loteo, en la década del ´50, la chacra quedó comprendida entre las calles Esquiú, Rebizo, Julio A. Roca y la propia Herminio Constanzó.
Esas cuatro manzanas se convirtieron en un oasis en medio de una Monte Grande, que pasó de ser un pequeño pueblo a una de las ciudades más importantes de esta parte del Conurbano. Así, las veredas de tierra de “La Isolina” sirvieron para que los vecinos de la zona puedan hacer deportes o disfrutar del encuentro con el gran espacio verde que rodea al “castillo” que sobrevivió durante más de un siglo.
Cómo será el emprendimiento que se desarrollará en “La Isolina”
Los propietarios del predio impulsan un nuevo desarrollo urbanístico que modificará para siempre a “La Isolina” y su entorno. La chacra se dividirá en dos por una nueva calle que ya ha sido abierta. De una parte, quedará la vieja casona y el parque que la rodeaba, mientras que del otro lado el campo será loteado en el marco de un nuevo desarrollo urbanístico.
El proyecto constará de la venta de más de 30 lotes de 12x60 metros en una gran manzana que estará limitada por las calles Rebizo, Roca y la nueva vía que se abrió para el emprendimiento. Será un barrio de tipo abierto.