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Monte Grande de luto por el fallecimiento de Jorge, uno de los panaderos más queridos de la ciudad

Se dedicaba a la elaboración y venta de pan casero desde hace 30 años. Vecinos de Barrio Federal y Barrio Malvinas organizaron una despedida con distanciamiento social.

Ni siquiera la pandemia frenó a los que quisieron darle su último adiós. Jorge Gómez, el pandero favorito de los vecinos de Barrio Federal y Barrio Malvinas, falleció la última semana a sus 66 años y fue despedido por una multitud que se organizó para acompañar a la familia y homenajearlo en la puerta de su casa, tomando medidas de precaución.

Este hombre fue, según recuerdan quienes lo conocieron, un sinónimo de esfuerzo y trabajo duro. De lunes a lunes empezaba su jornada laboral a las doce y media de la noche, cuando daba inicio al proceso de amasado y elaboración del pan; y a partir de las 7 de la mañana salía a repartirlo en su bicicleta. "Para lo único que se tomaba unos días de vacaciones era para visitar a su madre en Nogoyá, Entre Ríos", cuenta Walter Gómez, el hijo menor de Jorge.

Jorge tenía cinco hijos y una familia unida.

Durante los últimos 30 años se ganó el cariño y el respeto de vecinos y clientes, que con el correr de los años se convirtieron en amigos. A ellos les daba un consejo cuando lo necesitaban, o incluso les dejaba gratis el pan casero cuando sabía que los pesos en el bolsillo eran escasos.

"Mi viejo siempre andaba con una sonrisa, era amable con toda la gente. Fue un tipo muy transparente. Me impactó mucho saber que muchos chicos jóvenes del barrio lo veían como un referente. Esa energía y los valores que él transmitía hizo que deje una huella en cada uno", agregó Walter. Esa llegada a los vecinos se vio materializada en la despedida que le hicieron.

El día de su fallecimiento, Jorge ya había amasado parte del pan que iba a vender durante la jornada. La familia, sorprendida ante el gesto de los vecinos, decidió cocinar esa última tanda de pan casero y compartirla con los amigos y clientes que Jorge reunió alredor de la profesión que amaba. Fue, sin haberlo planeado, la mejor forma posible de decirle adiós a este destacado vecino que no será olvidado por la ciudad.

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