Un joven de 25 años, vecino de Villa Ilasa, Lanús, viajó 22.300 kilómetros a bordo de su moto. Rodrigo Maldonado recorrió la Argentina de punta a punta, y aunque tuvo otras experiencias previas, este fue el viaje más largo. A pesar de todas las dificultades que tuvo, no descarta volver a emprender camino.
Desde 2020 Rodrigo realizó un viaje sin fecha de vuelta y sin detalles definidos, allí recorrió la Patagonia argentina, 6.500 kilómetros, a bordo de una moto Honda NewTwister CB250cc. El comienzo de la pandemia lo tomó por imprevisto cuando se encontraba trabajando como voluntario en un hostel de El Bolsón, con esa experiencia regresó a Lanús y trabajó como cadete y mensajero. Un año después tuvo la iniciativa de emprender un recorrido más largo por lo que su planificación lo llevó a cambiar el modelo de su motocicleta. Ese último viaje que duró seis meses comenzó el 8 de diciembre de 2021.
En diálogo con El Diario Sur, el joven contó cómo se preparó para el viaje que duró seis meses: "Desde que regresé del sur comencé a equiparme, sobre todo protecciones para moto y cosas de camping. Continúe eligiendo la moto para viajar por la comodidad, versatilidad y la sensación de libertad que me da. Es mucho más duro, sí. Frío, calor, viento, cansancio y sobre todo peligro ante un accidente, pero también pienso que da el doble de satisfacción que ir encerrado en otro tipo de vehículo. Además, por el motor tiene una autonomía muy útil respecto a la bicicleta por ejemplo y es el vehículo más económico que existe. La moto es satisfacción y también es terapia, ya que solo podés estar dentro del casco y como mucho escuchar música. No hay oportunidad de distraerse. Hay que estar atento y a la vez sentir toda la ruta, es un gran desafío".
Además, el joven relató: "Mi familia se acostumbró con el tiempo. Creo que entienden que manejo de una manera responsable y que me cuido. Todos los viajes que hice fueron con motos más grandes, pero con mayores gastos, esa fue una de las razones por la cual pase de un 250 a 150cc. Sabía que tenía tiempo, por ende necesitaba simpleza y como sé de mecánica, una moto a la que pueda realizarle el servicio básico yo mismo. Antes de salir, tenía tres trabajos: mensajería, barbería en el garage de mi casa y estaba en un Burger King. Ahorrando y sacrificando mucho para poder salir con ahorros suficientes para el viaje. También, llevé las máquinas para hacer cortes de pelo y llaveros de la ruta 40 que me imprimió mi primo en 3D para vender. Casi toda la gente piensa que se necesitan grandes lujos, preparación y equipos, pero no es así. Con lo que uno tiene siempre es suficiente, de todas formas con el tiempo fui comprando lo que a mi presupuesto, me sería útil".
Luego de pasar año nuevo en Ushuaia, Rodrigo continúo haciendo kilómetros hasta finalmente llegar al norte argentino. "Lo que el viaje me enseñó fue que no hay que pensar tanto e ir detrás de los sueños. La vida realmente es corta, entendí que cada persona tiene su momento para cortar con todo lo que le hace mal, todo lo que se le impone desde fuera o todo lo que te dicen que tenés que hacer para ser feliz o encajar en la sociedad. Sentir la libertad es algo que no tiene precio, no hay manera de comprar eso", finalizó el joven. Toda esa experiencia terminó el 28 de mayo de este año.
La ayuda que recibió Rodrigo durante su viaje y una comunidad motoquera que crece día a día
El joven de Lanús resaltó las acciones solidarias que presenció en su larga marcha por la ruta. “La gente me ayudó mucho. Primero, por la aplicación Cafecito donando plata para la nafta. Muchos otros motoviajeros me invitaron comidas, me ofrecieron alojamiento o también me daban cosas que necesitaba. La comunidad motera es muy unida en el país y es cada vez más popular. Empecé solo pero jamás lo estuve, hay muchísima gente haciendo lo mismo a dedo, en bici, en moto, en combi o en lo que sea que tenga. Ellos se animan a vivir la vida”, sostuvo el joven del barrio de Villa Ilasa.