La Asociación Civil El Barco de Pachi en Buenos Aires es una organización que cuenta con una treintena de colaboradores a lo largo del conurbano bonaerense y tiene su sede en Lanús Oeste, desde donde desarrollan diferentes emprendimientos para ayudar a los vecinos, sea colaborar con un plato de comida o definir una jornada recreativa para los chicos en el Día del Niño o Navidad.
El Barco de Pachi, una asociación de Lanús que ayuda a chicos con cáncer: "El mundo de los peladitos"
La entidad nació en 2016 tras vincularse con una nena, Pachi, que llegó de Córdoba para luchar contra una leucemia. Desde allí, desplegaron su espacio de contención y organizan diferentes iniciativas.
13 de abril de 2025 - 13:00
Sin embargo, surgió con un fin en particular: seguir el legado de una niña de 10 años que en 2016 llegó desde Córdoba para combatir una leucemia en el Hospital Garrahan y, tras su fallecimiento, tomaron la posta para ayudar a otros nenes en la misma situación para atravesar la enfermedad.
Fabián Formato, presidente de la entidad, recalcó que lo que se hizo en ese momento fue“brindar un acompañamiento y contener” frente a un panorama difícil. “Nosotros apuntamos a dar la ayuda más allá del tema médico”, señaló, al detallar cómo ese vínculo con la familia de Pachi, como le decían a la nena, derivó en replicar la historia con otros niños con historias similares.
“Ella estando internada en el Garrahan había empezado a ayudar a los papás de sus pares, dándoles contención. Y nosotros, cuando ella desplegó sus alas en 2016, prometimos que íbamos a continuar con lo que se había empezado”, afirmó.
Y añadió: “Ella con su familia habían venido a Buenos Aires por un milagro y entendimos que el milagro no era que ella se curara, sino que a través de ella se transmitiera esto de acompañar y que seamos muchas las personas colaborando para ayudar a otros. Sus palabras eran ‘hay que ayudar como ayudan a mí’. Y así lo hacemos”.
Así fue como tanto él como varios de sus compañeros, la mayoría ligados a los veteranos de guerra de Malvinas, dedicaron su tiempo a darle cobijo a chicos y familias con enfermedades terminales que llegaban desde distintos puntos del país.
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“Entramos al mundo de los peladitos”
“Entramos al mundo de los peladitos”, dice Fabián Formato en relación a la tarea de la asociación civil. “Es un mundo muy triste, porque ver a un nene con una enfermedad así no es lo mismo que ver a un adulto”, agregó. La idea era sumar herramientas por fuera de lo estrictamente médico para que los últimos momentos de los nenes se transiten lo mejor posible.
“Estas cosas son tristes pero cuando se dan es porque se puede ser el alivio de muchas personas, el abrazo que no tienen o la palabra que nadie les dice. Y con muchas familias seguimos el vínculo. Esa, para nosotros, es la mayor recompensa”.
