Y un día la disquería de Lomas de Zamora Don Disco cerró sus puertas de manera definitiva, dándole un final a una época y también a una tradición para los fanáticos de la música, los Cds y claramente los vinilos. Vecinos de la región contaron su experiencia en este reconocido lugar de la ciudad de Lomas y la importancia que tuvo.
El mítico local, ubicado en la Galería Laprida de la peatonal del centro de Lomas de Zamora, comenzó su historia el 12 de abril de 1969 cuando el sector comercial se encontraba en pleno crecimiento, y durante 54 años fue llevado adelante por su dueño, Ernesto.
Según explicaron los comerciantes de la galería a El Diario Sur, en los últimos tiempos Don Disco era atendido por un empleado y algunos días de la semana “venía Ernesto y se quedaba un rato en el local, pero ya es un hombre grande y estaba cansado después de tantos años al frente de la disquería”.
El paso de los años y el avance de la tecnología en la música fueron relegando a Don Disco tras su auge de ventas en las décadas de 1980 y 1990, también impulsado por la aparición de los Cd’s, un producto sencillo de reproducir y de alcance masivo. Primero la piratería y luego el surgimiento de las de plataformas digitales de música al alcance de un celular dificultaron la situación de esta histórica disquería de Lomas de Zamora, que también soportó la pandemia.
Por estas razones, cuentan los comerciantes de la Galería Laprida, Ernesto “entendió que era momento de darle un cierre a su negocio” y así fue como el pasado 18 de marzo Don Disco bajó su persiana de forma definitiva.
“Con mucha alegría y nostalgia, nos tomamos un merecido descanso y decidimos cerrar nuestras puertas. Gracias a todos por estos más de 50 años de música. Los queremos mucho. Don Disco”, expresaron a través del perfil de Instagram.
La noticia no tardó en generar múltiples reacciones y comentarios en las redes sociales por parte de los vecinos de la región que solían frecuentar este local y que a través de los años forjaron un sentido de pertenencia con el lugar: sintieron que con la partida de Don Disco también cerraron una parte de sus vidas y así lo contaron en diálogo con El Diario Sur.
“Con esta disquería crecimos todos en zona sur, desde muy chico iba al centro de Lomas a mirar los posters y claramente eso me marcó como fotógrafo. Ahí compré montones de discos y también comencé a distribuir mi fanzine a mediados de los 80's”, expresó Andrés Violante, un vecino de 53 años de Lomas de Zamora.
En aquellos años, el centro de Lomas de Zamora era el más “equipado” en cuanto a los locales y poseía una supremacía comercial por sobre el resto. De esta manera, para muchos jóvenes de la región viajar hasta la ciudad cabecera del distrito significaba toda una aventura y su atractivo principal era Don Disco.
“Tomar el 165 en la esquina de mi casa para desembarcar en Lomas de Zamora y patear la peatonal Laprida que para los melómanos de la zona era lo más parecido a Disneylandia con la parada obligatoria en Don Disco”, expresó Hernán Franco, vecino de El Jagüel.
“Lo primero que nos llamaba la atención eran los grandes posters que adornaban el local. No menos llamativa y más importante aún era la vidriera siempre armada de manera sumamente prolija en la que convivían diversos estilos que iban desde el Rock, el Blues o el Jazz hasta el Heavy Metal”, añadió Hernán.
Por su parte, Rodrigo Cardozo, vecino de Luis Guillón, recordó la primera vez que se topó con Don Disco: “Tenía 15 años, recién descubría el punk rock y ellos ya tenían un poster de The Clash de principios de los 80s. ¿Cómo no quedarse admirando aquellos enormes posters que cubrían la parte superior del local?”. “Había de todo, y todo lo mirábamos con ojos de asombro. La variedad de discos que tenían podía pasar de Chic Corea a Silvio Rodriguez, de Hermética a Serú Girán”, aseguró todavía con emoción en el tono de su voz como si estuviese reviviendo el momento.
Don Disco fue como una suerte de “trampolín” y “vidriera” de las bandas locales que estaban en ascenso, ya que, solían llevar sus producciones independientes para darse a conocer y eran escuchados por la juventud interesada por lo novedoso en lo música.
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“Me hacía muy feliz pasar por ahí y llevarme algo. Lo último que compré allí fue el disco homónimo de El Reloj. En ese momento, entré al negocio y me recibió un cartel que rezaba “Levante su autoestima, compre original”, relató Elizabet Aleo, vecina de José Mármol y completó: “Don Disco fue una fortaleza de la cultura en la región, un pedazo de la vida de cada uno de los que pasamos por allí y tuve la suerte de forjar mi vida con la mejor música. Agradezco a Ernesto por hacer de nuestra adolescencia un mágico lugar”.