Soledad Ohannecian tiene un kiosco hace 6 años en Lomas de Zamora y este verano decidió armar una pileta pelopincho en la vereda para su familia pero también para que la disfruten los vecinos del barrio. “Es mucho más que un kiosco, es una casa familiera”, aseguró.
Kiosco con Pelopincho en Lomas: puso una pileta en la vereda para todos los vecinos
En Lomas, la dueña de kiosco puso una pelopicho en la vereda para que la usen los vecinos. "Queda afuera y no pasa nada porque me conocen todos", afirmó.
El kiosco de Sole está ubicado en la esquina de Gorriti y Catamarca, en Lomas, y llama la atención a la distancia. Además de los carteles que señalizan el comercio, en la vereda se encuentra instalada una pileta de lona y encima un gazebo que le da sombra. La manguera con agua se encuentra disponible y a la sombra de un árbol se acomodan algunas reposeras. A la tarde el kiosco se llena de gente que disfruta de las instalaciones de verano que Sole presta con toda su generosidad. Los más chicos, chochos de jugar en un entorno amigable.
“La puse en diciembre la Pelopincho porque tenía mucho calor en mi casa y no tengo patio en el fondo, entonces decidí ponerla en la vereda”, contó Soledad en diálogo con El Diario Sur. Y agregó: “Lo hice también para que la gente se meta o se lave la cara, se moje la cabeza, tirarle agua a la gente cuando pasa”.
La comerciante asegura que todos saben que pueden usar la pileta cuando quieran sin pedir permiso. “Acá vienen todos los chicos del barrio, amigos de mis hijos y también los vecinos grandes se animan pero les cuesta más”, relató.
A pesar dela inseguridad del conurbano bonaerense, Soledad deja la pileta armada, el gazebo y la manguera afuera, e inclusive las reposeras están accesibles. “Queda todo afuera y no pasa nada, nadie me toca nada porque acá me conocen todos”, expresó la dueña del kiosco. Y sumó: “Pienso también que si hay alguno que me roba se perjudica también él mismo y a los demás”.
En tardes de mucho calor, la esquina de Gorriti y Catamarca se llena de gente. Los chicos disfrutan de la pileta, juegan y sus familias disfrutan de ese espacio en el barrio. “No es algo que a mi me genere ventas, es algo que puse para disfrutar”, aseguró la mujer y luego admitió que su local tiene un valor agregado: “Es mucho más que un kiosco, es una casa familiera”.
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