La cinta rosa que se usa en el mes de octubre es símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. Usándola, se busca promover los controles y recordar que, a través de ellos, es posible prevenir que la enfermedad se vuelva terminal, simplemente por no ser detectada a tiempo.
La vida después del cáncer de mama: detectaron la enfermedad a tiempo y la superaron
Cada octubre se busca concientizar sobre el cáncer de mama y reforzar la importancia de los controles. Mujeres de la región contaron cómo lo superaron.
“El cáncer de mama es una enfermedad que se origina por la reproducción de células anormales en la mama y que puede afectar a otros órganos vitales. De no mediar un tratamiento, también puede complicar al organismo”, explicó la mastóloga Graciela Rodríguez, quien trabaja en la Clínica de Monte Grande, en diálogo con El Diario Sur.
Rodríguez también agregó que el rango de edad que más se ve afectado por la enfermedad es entre los 35 y 70: “Tiene que ver con la perimenopausia, que es donde ocurre una multiplicación celular”.
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Sin embargo, también es posible, aunque menos común, que jóvenes de menos de 30 años padezcan la enfermedad, como es el caso de Daniela Basiglio, quien tiene 26 años y vive en Lomas de Zamora. Daniela detectó que tenía un bulto en la mama mientras se duchaba y, tras los controles médicos, supo que debían extirpárselo, por eso, en diálogo con El Diario Sur, remarcó la importancia de realizarse los chequeos pertinentes.
Por otro lado, Daniela también señaló que es importante que los pacientes sean informados y asesorados sobre sus opciones. “Por ejemplo, es posible garantizar la fertilidad posterior al cáncer, ya que puede ser afectada por la quimioterapia. Ahora se pueden preservar los óvulos y el tejido ovárico”, explicó a El Diario Sur.
“A las mujeres que se enteran que tienen la enfermedad, asesórense y sepan que tiene solución, hay diferentes formas de afrontarlo y es importante, como me dijo mi mastóloga, seguir adelante, saber que hay un futuro”, concluyó Daniela.
Luchar contra el cáncer después de los 70: la historia de Delia López
“A las mujeres que se enteraron que tienen cáncer les diría que no lloren, no se hagan mala sangre. Sonrían, cuídense y sigan adelante. Yo hice todo lo que me dijeron y hoy, con 84 años, sigo acá”, señaló Delia López, una vecina de Luis Guillón a quien le detectaron cáncer de mama en 2015.
Según contó a El Diario Sur, todo comenzó cuando fue a hacer una consulta con su médica. Le detectaron la enfermedad y le dijeron que tenía que operarse de urgencia: “En ese momento quedé destruida, lloré mucho, pero decidí operarme porque mi hermana falleció debido al cáncer”.
Tras operarse, tuvo que pasar por la radioterapia y tomar medicación durante 5 años. “Ahora estoy divina, contenta, ya no tomo más la pastilla, pero todos los años me hago revisar”, remarcó Delia.
La importancia del autocontrol: a Elena García le salvó la vida
Elena García tiene 61 años y es vecina de Monte Grande; se enteró que tenía cáncer gracias a que se palpó la mama mientras se bañaba. “No lo hice para controlarme, simplemente me pasaba el jabón y noté algo distinto”, explicó en diálogo con El Diario Sur.
Esto ocurrió en 2005, cuando ella tenía 44 años. Luego, Elena comenzó a hacerse controles y, en diciembre de ese año, se realizó una mamografía y supo que el bulto se había modificado. Le sugirieron intervenirlo: “En ese momento no lo tomé como algo dramático, pero en 15 días estaba en el quirófano”.
“Lo que uno tarda más en recuperar es la cabeza, lo emocional”, señaló Elena y agregó que su recuperación física implicó 45 días del tratamiento con rayos.
“Tienen que estar atentas, palparse cuando se bañan, no hace falta hacer una técnica o un reconocimiento, solo observarse”, expresó Elena.
Tener cáncer a los 26 años: la lucha de Daniela Basiglio
Si bien no tenía ningún antecedente de cáncer en su familia y no es común en la juventud, Daniela Basiglio, vecina de Lomas de Zamora de 26 años, se hacía controles con frecuencia por recomendación de su ginecóloga.
“Un día bañándome me sentí un bulto detrás del pezón. Pensé que estaba exagerando, pero ante de la duda decidí ir a consultar”, contó Daniela en diálogo con El Diario Sur y agregó que, ante la primera revisión, su médica le dijo que lo más probable es que se tratara de un nódulo benigno, pero que igual se hiciera la ecografía.
Tras diversos estudios entre los que se encontró una punción, confirmaron que se trataba de un carcinoma. Siguieron los análisis, hasta que llegó la operación y le extrajeron el tumor. “Por mi edad tuve que hacer quimioterapia, como tratamiento preventivo”, explico Daniela y agregó que también tuvo que pasar por el tratamiento de rayos, y ahora se encuentra tomando pastillas.
Un tatuador de Monte Grande ofrece tatuajes gratuitos para tapar cicatrices
Yulio Cortéz es un tatuador de Monte Grande que tiene 35 años y, a partir de un encuentro con Débora Bosco, presidenta de la fundación “Solidaridad Cáncer”, se ofreció para tatuar de forma gratuita a las mujeres que quisieran tapar las cicatrices que les dejó la operación donde se extirpa la mama.
“Se van muy contentas con el resultado, es un peso de encima que se sacan, tapan algo que para ellas representa una etapa de su vida muy dolorosa”, reflexionó Yulio en diálogo con El Diario Sur y agregó que a algunas de las mujeres “les cuesta acostumbrarse a la idea de tatuarse porque tal vez nunca lo hicieron o tienen miedo de que les duela la cicatriz”.
Al ser consultado sobre los diseños que más le solicitaban, Yulio contó que suelen pedirle mandalas y flores: “La mayoría busca tatuajes delicados, que a la vista sean agradables”.
Perdió a su hijo por cáncer y creó un programa para acompañar a otros pacientes
Victoria Viel Temperley tiene 62 años, es de San Isidro y en 2006 su hijo, llamado Santiago, falleció de cáncer cuando tenía 17, tras estar dos años en coma debido a un tumor cerebral. “Durante ese tiempo aprendí mucho de las enfermeras”, explicó Victoria a El Diario Sur.
Tras la muerte de Santiago, Victoria decidió desarrollar un programa en la sala de quimioterapia del Hospital de Clínicas, con pacientes con cáncer de mama y de útero. Al principio, les daba clases de gimnasia, ya que ella es profesora de educación física, y también sesiones de fotografía y reflexología.
Más adelante su hija tuvo la idea de pintar durante la quimioterapia, tratando de que fuese lo más similar a un taller tradicional. Según Victoria, los resultados superaron sus expectativas.
Actualmente, lograron replicar el mismo programa en más de 20 hospitales públicos distribuidos en 7 provincias, entre los que se encuentra el Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora: “Trabajamos humanizando los tratamientos oncológicos”.