A pesar de ya estar reglamentada desde octubre del año pasado y haber comenzado a ponerse en práctica en el reciente mes de febrero, en las redes sociales se reavivó en las últimas semanas el debate por la ley de etiquetado frontal, con los característicos octógonos negros que informan sobre los diferentes excesos que contienen los alimentos.
Los octógonos negros ya están en todos los productos: las reacciones en los comercios de la región
La Ley de Etiquetado Frontal, que busca visibilizar con octógonos negros los componentes peligrosos de los alimentos procesados, genera debate entre clientes y almaceneros. Está vigente desde febrero.
Entre los argumentos en contra, los más frecuentes eran los vinculados a la “contaminación visual” de históricos packagings, como sucede con los alfajores Havanna o las populares Tita, aunque también otros alegaron no estar conformes por las “exageraciones” expuestas en esos octógonos.
Mientras todo este debate sucede en las redes sociales, en los supermercados y almacenes de la región la discusión no está en agenda.
“La gente realmente no le está dando mayor importancia a lo que dicen los octógonos negros. Por ahí, uno que otro me pregunta qué significa que tal paquete sea alto en grasas o azúcares, pero por lo general no le dan importancia”, comentó Nelly, del supermercado Tenefé, a El Diario Sur.
En ese sentido, detalló con un claro ejemplo: “Lo que yo veo es que un cliente que antes de los octógonos compraba una mermelada común, ahora la sigue comprando igual, por más que diga ‘Exceso de azúcares’. No porque esté bien detallado van a empezar a consumir productos dietéticos, no le dan importancia”.
Por su parte, el almacenero Marcelo Andrade, de Monte Grande, reconoce que “en esta zona, nada cambió” ya que “hay gente que ni siquiera sabe que existen los octógonos”. Ante eso, agregó: “Sin embargo, sí veo que desde hace unos años que hay gente que ha cambiado su mentalidad en comer, agregando legumbres, por ejemplo. Eso explica por qué hay tantas dietéticas en el centro de la ciudad. También hay muchos chicos que dejaron de comer carne. De hecho, me pasa con mi hija. Muchos adolescentes hoy en día se hacen vegetarianos. En eso hubo un cambio de conciencia y con el tiempo supongo que con los octógonos va a pasar algo similar, la gente se va a fijar más”.
“Lo que se nota es un gran consumo en la Coca Cola sin azúcares que antes no estaba. No sé por qué sucede. Puede que sea porque hoy en día los envases de esa y la gaseosa común son muy similares”, detalló Andrade. Y agregó: “A una empresa de este estilo, además, le sirve mucho que se venda la versión sin azúcares, más que nada porque el edulcorante es más barato y además no tienen que pagar multas”.
Al contraste de lo que sucede en las redes sociales, en el almacén de Andrade “no hay quejas” con respecto a los octógonos. “Quizá hay un caso por semana de alguien que me comenta que un paquete tiene muchos rótulos. Al menos en los barrios, la gente ni se fija en los octógonos. A gatas tienen para comprar. Yo no escuché críticas a favor ni en contra, pero imagino que es si es favorable para la salud, bienvenida sea”, agregó.
Para Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires, “los octógonos son un avance más para que la gente sepa qué está consumiendo”. Ante eso, al tener en su almacén “una atención más personalizada de lo que es un hipermercado”, la lógica entre sus clientes ha cambiado: “Antes venían a pedir ayuda para que les lea la tabla nutricional, para saber si algo es alto en azúcar. Con esto, ya les permite verlo por ellos mismos”.
La preocupación de los comerciantes por la caída del consumo
Así como las redes sociales cuestionan la aparición de los octógonos negros, en los almacenes y supermercados se nota que los clientes tienen otras preocupaciones. “El consumo se está complicando cada vez más. En una reciente reunión con colegas nucleados en la Confederación General Almacenera, empezamos a decir que habría que bajar que es la vara de ‘fin de mes’. Antes era el día 15, ahora es el 12”, dijo Fernando Savore a El Diario Sur. Y agregó: “Uno ve que la gente cobra su salario y en pocos días eso se acaba. Al principio de mes compran galletitas conocidas y después buscan alternativas. En las carnicerías, desde mitad de mes en adelante, la gente compra ‘$300 de carne picada’. Ya no se refieren en kilos, sino que en pesos”.
Por su parte, en el supermercado Tenefé, de El Jagüel, “la gente ya no mira tanto el precio”. En ese sentido, Nelly explicó por qué: “Me dicen ‘Ya ni pregunto porque están aumentando todos los días’. Al menos están informados y no piensa que es el comerciante el que aumenta”.