La medida se toma dado que la provincia dejó de ser zona de la “alarme epidemiológica” que establece el semáforo con el que se evalúa el comportamiento de la situación sanitaria. Lo mismo, según un informe del gobierno provincial, determinaron que el conglomerado de municipios del gran Buenos Aires registra 401 casos cada cien mil habitantes, lo que posibilita el retorno a las clases presenciales.
Esa presencialidad se realizará de acuerdo con los protocolos que se habían establecido al inicio del ciclo escolar, en marzo, que fue suspendido y pasar su totalidad a la modalidad virtual ante la llegada de la segunda ola del coronavirus.
Según destacó el gobernador de la provincia, Axel Kicillof, la vuelta a clases contará con la presencia de medidores de dióxido de carbono en 33 mil establecimientos educativos para medir si en el aire puede haber elementos de contagio y regular la ventilación de los ambientes, teniendo en cuenta que se trata de meses de bajas temperaturas que requieren calefacción.
También se anunció la implementación de un Plan de Vigilancia Epidemiológica en las Escuelas, a través de testeos aleatorios, que servirán como muestra de la situación epidemiológica dentro de las instituciones educativas.
Si bien los alumnos regresarán a partir del miércoles a las escuelas, desde este lunes lo harán las autoridades, docentes y personal auxiliar para realizar todos los preparativos.
El protocolo establece que cada escuela, de acuerdo con la infraestructura y espacio de las aulas con las que cuenta, diseñe un sistema de rotación presencial semanal de sus alumnos.
La organización de los ingresos y egresos de las escuelas se realiza en horarios escalonados que eviten la concentración de personas, como pautar 15 minutos de diferencia entre los horarios de salida y entrada de los grupos de estudiantes.